Ese mundo nada fácil para los más chicos
El largometraje de Pepa San Martín se inspira en el caso real de la jueza chilena Karen Atala, cuando su exmarido descubrió su lesbianismo.
Hay que soportar tres minutos iniciales donde la cámara recorre media escuela detrás de una chica hasta llegar a un grupo de colegiales prácticamente para nada, y otros dos minutos de títulos, donde empezamos a ver el rostro de esa chica, sin que pase nada digno de registro. Cosas del cine moderno. Pero más adelante, cuando al fin entramos en tema, hay que valorar la discreción con que se expone el conflicto, y la mediana ecuanimidad en la pintura de los personajes. A la vista, hay una preadolescente con su hermanita menor, cada una en su mundo. Los problemas son propios de la edad e incluyen alguna discusión con la madre separada, que dejó la casa hecha una mugre después de una inocente noche con las amigas. Pero el padre se entera y la cosa cambia. El asunto se inspira en un caso real, el de la jueza chilena Karen Atala, que perdió la tenencia de sus hijas cuando hizo público su lesbianismo.
Lo interesante es que las nenas no tienen ningún problema con la nueva pareja de la madre, ni con la insípida pareja del padre. Que éste tiene la clásica pinta del "momio" chileno, pero aun así no parece mala persona, mientras que la ex, aunque sea progre, tiene unos enojos muy poco ejemplares contra la nena. La cual, con la madurez de su corta edad, se da maña para resolver o sobrellevar sucesivos problemas, por ejemplo, dónde celebrar su cumpleaños (sin pasar vergüenza), pero no puede decidir ciertas cosas ni tampoco la consultan. Coherentemente, si ella permanece fuera de las discusiones en el Juzgado de Familia, también la película permanece fuera. No vemos las discusiones ni las "conversaciones de mayores". Sólo sus consecuencias.
Opera prima de Pepa San Martín, sobre guión a cuatro manos con Alicia Scherson, con tres nenas de mucha naturalidad (Julia Lubbert, Emilia Ossandon, y Micaela Cristi como la amiguita), y coproducción argentina en cuestiones de sonido, postproducción de imagen y asuntos de pulido, "Rara", sin decir discurso alguno ni cargar las tintas, deja sobre la mesa más de lo que se piensa.