Rara

Crítica de Rocío Belén Rivera - Fancinema

LA CULTURA COMO REPRESION DE LOS DERECHOS

Rara, película chilena (co-producción con Argentina) dirigida por Pepa San Martín e interpretada en sus papeles principales por Marina Loyola, Julia Lubbert, Agustina Muñoz, y Emilia Ossandon, comienza con la presentación de una familia integrada por una pareja homosexual (Paula y Lía) que convive con las hijas de Paula (Sara y Catalina). En el desarrollo de la rutina de esta familia, en las pequeñas acciones más cotidianas, se va incrementando la problemática (y la tensión) dramática que el film aborda: el cuestionamiento social a la comunidad homosexual y en particular, cuando la homosexualidad “trastoca” uno de los puntos fundamentales del imaginario social latinoamericano: la familia (tradicional y conservadora).

El punto de vista desde el cual se narra la película es el de la hija mayor de la familia, Sara, una niña de 13 años que asiste al colegio y a clases de vóley. En ambos espacios al igual que en la casa del padre, Sara vive en carne propia los prejuicios que la sociedad introyecta en las minorías, en este caso a la comunidad gay, lo cual ni ella ni sus compañeras logran entender: para ellas no tiene nada de malo que dos mujeres se besen y se quieran. Esta diferencia generacional expresada desde la perspectiva de la tolerancia, refleja cuan anticuados y anacrónicos son muchos de los basamentos desde donde se estructuran la mayor parte de las sociedades actuales. Sara disfruta la vida en su casa materna, donde es escuchada, respetada y donde se imparten los límites necesarios a las niñas de su edad. Ella no vive esa connotación negativa que “los de afuera” le imparten como juicio de valor a su familia. Un ejemplo de esto es que ella está distraída porque le gusta un compañero del colegio, pero el director del colegio, cuando la llama para dialogar sobre este tema, le expresa que entiende que su “situación particular familiar” la puede estar perjudicando y le recomiendan a la madre que le proporcione un apoyo psicológico. Tales planteamientos de parte de la sociedad llegan a un límite tal que se bajara desde el padre, la posibilidad de quitarle la tenencia de las niñas.

Desde el punto de vista técnico, se valoran una puesta en escena realista, filmada en espacios reales, provistos de una iluminación natural que le otorga algo de documental a la ficción presentada. Del mismo modo se ponderan los largos planos secuencia, donde el dinamismo y el efecto de filmación en tiempo real, refuerzan la sensación documental, anteriormente explicitada. También se ponderan las cámaras subjetivas, ancladas en el personaje portavoz del punto de vista (Sara), lo que permite enfatizar lo absurdo de tales planteos y enjuiciamientos que la sociedad realiza. Dichas herramientas técnicas que enfatizan la hibridación de géneros, la ficción y el documental, permiten problematizar aún más esta temática social tan actual en nuestros tiempos, tanto en Latinoamérica como en el mundo, al mismo tiempo que permite ensalzar que la historia esté inspirada en el caso real de la jueza chilena Karen Atala, quien en 2003 fue demandada por su ex marido ante los tribunales por la tenencia de sus hijas, ya que según él sus hijas no podían estar al cuidado de su madre por ser lesbiana y convivir con su pareja. Atala no ocultó su elección sexual y la Corte suprema de Chile decidió quitarle la tenencia de sus hijas acusando dos argumentaciones realmente lamentables: que la convivencia con una pareja homosexual podía “traerles” problemas emocionales a las niñas y que al mismo tiempo las exponía a una vulnerabilidad social, ya que no tendrían “la misma familia” que sus compañeros de colegio. Ante tal aberración y violación de derechos, Atala resolvió denunciar al Estado chileno ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por atentados graves a los Derechos Humanos de las personas, entre otros el derecho a la igualdad y la no discriminación. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos declaró admisible la denuncia en agosto de 2008 y tras dos años de espera, en 2010 se reconoció la discriminación sufrida tras ser apartada de sus hijas. En el informe final, del 18 de diciembre de 2009, la comisión recomendó a Chile “reparar integralmente” a Karen Atala por haberse vulnerado su “derecho a vivir libre de discriminación”.

Recomendable ejercicio de memoria de los derechos por largo tiempo vulnerados, vale la pena recordar que el film fue estrenado en el Festival de Berlín llevado a cabo en febrero de este mismo año, con aplausos del público y buenas críticas. Para ver y reflexionar.