Rawson

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

“Rawson” es un ejemplo de por qué anunciar literalmente el objetivo de una obra es un arma de doble filo si esto no se cumple.

En off, el director y protagonista del documental dice que vuelve a Rawson para saber qué pasó, qué se hizo en años de dictadura y para buscarse a sí mismo.

El eje es la cárcel de Rawson y la posición que esta estructura ocupa en el pueblo. Aquí es donde vemos lo único interesante: testimonios que dan cuenta de una sociedad que prefiere vivir ignorando, dándole la espalada a su propia historia. Como si la existencia de una cárcel fuera algo oscuro y deshonroso.

De esta cárcel salieron los masacrados de Trelew, así que historia para ser contada sobra.

Sin embargo todo transita por entrevistas a familiares, vecinos, algún miembro de un club al que se le busca la respuesta forzada, y un testimonio que ofrece el momento emotivo de la proyección: un empleado que recuerda haber sido torturado por alguien que hoy sigue dando vueltas por la ciudad como si nada.

No hay mucho más.

Ninguno de los objetivos se cumple en imágenes. La ciudad casi no se ve, la gente tampoco (salvo los entrevistados), y finalmente uno se queda pensando cuanto más interesante hubiera sido hacer otra cosa con la idea.