Re loca es una remake de la exitosa película chilena Sin filtro, que también conoció una versión española estrenada recientemente. ¿Un día de furia? ¿Un día en el que la protagonista decide romper el molde, tomar un bate y cambiar para siempre?. Es lo que ocurre en esta comedia protagonizada por Natalia Oreiro, en el rol de Pilar, una creativa publicitaria que lucha con su esposo -Fernán Mirás-, un pintor vago, y el hijo adolescente de éste, y con una hermana solitaria que vive con su amado gato.
En su trabajo las cosas no van mejor: debe soportar a un jefe incomprensivo que la posterga y a una influencer -Malena Sánchez- que podría quedarse con su puesto. Si a esto se le suman las presiones cotidianas como el tránsito, la amiga -Pilar Gamboa- que sólo está pendiente de su celular y no la escucha y el inminente casamiento de Pablo -Diego Torres-, su ex- novio, con una mujer controladora -Gimena Accardi-, todo indica que la olla está por explotar.
Re Loca impone el machismo como disparador de un feminismo a ultranza cuando Pilar toma las riendas del asunto y cambia tras probar una pócima que le recomienda un extraño a punto de suicidarse -Hugo Arana-. Pilar despierta como una mujer nueva y dispuesta a todo para enfrentar a su entorno.
El debutante Martino Zaidelis, quien viene de la televisión, plasma con ritmo este relato que conserva la estructura del filme original y presenta algunos cambios sobre el final. Con muchas puteadas, y situaciones más logradas que otras, la historia al menos entrega un final que el espectador no espera en la escena del casamiento. Oreiro se luce en su protagónico y se mueve como pez en el agua dentro del género, reversionando el clásico de Celeste Carballo, Me vuelvo cada día más loca. El ritual sanador parece que le da resultado.