Ready Player One: Apretá Start y quedémonos en el Oasis.
Steven Spielberg adaptó este libro de Ernest Cline trayéndonos una gran cantidad de referencias pop actuales y de antaño, con mucha diversión en el mundo virtual, pero no tanto en el mundo real. Como la vida misma.
En esta película de Steven Spielberg basada en un libro de Ernest Cline, nos adentramos en dos mundos. El real y el de los videojuegos llamado OASIS. El creador de este mundo de realidad virtual, Halliday, muere y lanza un video donde desafía a todos los usuarios de Oasis a encontrar el “Easter Egg” que le dará el control del sitio a quien lo finalice. El “jugador” deberá encontrar tres llaves, pasando diferentes pruebas para encontrar el mensaje oculto en esta realidad alterna.
Habrá varias denominaciones que quizá deje afuera a una generación de espectadores, pero innegablemente esta es una de las películas de Spielberg en años que complace a una enorme cantidad de público. En el Oasis hay muchas referencias a la cultura pop tanto de estos últimos años, como también de décadas anteriores. Desde videojuegos hasta animes y a otras películas de Robert Zemeckis o Stanley Kubrick.
En este universo todo es mucho más divertido, rápido y atrapante. Desde el comienzo con una carrera que nos recuerda a Trackmania, Bornout u otros juegos. Como encontrar varios personajes de videojuegos; personajes de Overwatch, o Street Fighter y muchísimos más en la batalla final. También a una película donde “el creador odia su propia obra” o el gigante de acero que hemos visto en los trailers. La sorpresa y excitación que más resuena en el fondo de nuestra caja de recuerdos es cuando vemos a estos personajes por primera vez, todos juntos, en la pantalla.
Este entusiasmo disminuye al adentrarnos al mundo real ambientado en el año 2045. Allí conocemos al personaje principal Wade Watts que no es un protagonista complejo, sino que hace avanzar el film de manera correcta, pero el que realiza la mayor acción es Parzival su avatar en el mundo virtual.
A veces lo que sería la realidad de la película se asemeja tanto a nuestra realidad como espectadores que parece igual de aburrida, repetitiva y predecible. Con personajes básicos, y una trama romántica sin nada fuera de lo común. Probablemente porque atrae mucho más esa realidad virtual de videojuegos y personajes divertidos que no queremos saber nada del mundo exterior.
El director Spielberg de forma atrevida, con su ágil movimiento de cámaras y gran utilización de CGI (Imágenes generadas por computadora) crea el mundo del libro de forma brillante. Lo que sucede es que al salir del Oasis el elemento humano se pasa por alto. Sea Tye Sheridan (Wade Watts/Parzival) al cual conocemos de Mud (2012) o el Ciclope de X-Men Apocalipsis (2016), Olivia Cooke (Art3mis/Samantha) o el villano interpretado por Ben Mendelsohn (Sorrento) de Rogue One, ninguno se destaca. Lo mejor es Mark Rylance como Halliday/Hanorak, el creador de Oasis. Con sus remeras de videojuegos y los detalles y guiños para los gamers.
El escritor del libro adaptado, Ernest Cline, ayudó al guionista Zak Penn a escribir el guion. El señor Cline ya tuvo un trabajo como guionista en el film Fanboys (2009), sobre fans de Star Wars, dando a entender que sabe lo que el fanático piensa y quiere ver. Gracias a él la película mantiene el sentimiento “gamer” de su best seller. Mientras que Penn escribió los guiones de películas como Avengers (2012) y X-Men 2 (2003), demostrando que tiene experiencia para incorporar varios personajes en una película.
Spielberg trabaja con su clásico director de fotografía Janusz Kaminski el cual no parece destacarse como en otros grandiosos films que trabajaron: Rescatando al Soldado Ryan, War Horse, La Lista de Schindler. Lo más impresionante de ver son los efectos especiales realizados por un grupo gran de personas, como también de escuchar los efectos de sonido implementados de manera exacta. Todo esto rodea y atraviesa una historia llena de acción, con momentos de intriga y humor exitosamente amalgamados en este Oasis que golpea en nuestro corazón nostálgico.
El pasado del protagonista quizá no esté muy desarrollado, algunos personajes resultan genéricos, pero los amigos de Parzival seguro les recordarán a algún compañero gamer con el que hayan jugado y con los cuales deberían ir a ver esta película.
Las 2 horas 20 minutos que dura el film pasan como un auto a toda velocidad, pero parece no alcanzar para todo lo que quiere mostrar, o quizá solo el espectador desee que el mundo virtual que nos presenta Spielberg dure muchas horas más, al igual que el tiempo de jugabilidad de los videojuegos. Sea como sea, digan lo que digan, esta maravilla técnica es la mejor película sobre videojuegos que se ha realizado hasta el momento.