Ready Player One trae de regreso el mejor cine pochoclero de Steven Spielberg desde Jurassic Park en 1993.
Dentro de las propuestas de puro entretenimiento (dejemos al margen sus obras más serias) en esta película nos encontramos otra vez con ese maestro de la fantasía y la aventura que nos regala una experiencia inolvidable.
Si bien en los últimos años el cineasta presentó trabajos relacionados con estos géneros, ninguno de esos títulos brindó la satisfacción y estado de alegría en que nos deja este estreno durante los créditos finales.
La película de Tintín no generó pasión de multitudes, el último film de Indiana Jones no terminó de convencer y El buen amigo gigante fracasó a la hora de establecer una conexión con los espectadores.
En este proyecto Spielberg revive la clase de magia que tuvieron los grandes clásicos populares de su filmografía en una memorable orgía nerd de 140 minutos.
Ready Player One es una celebración pasional de la cultura popular de los videos juegos, los cómics, la música de los años ´80 y el cine pochoclero, con la particularidad que tiene como anfitrión a uno de los más grandes directores del cine contemporáneo.
No hay modo de pasarla mal con este film y eso no significa que la película esté libre de objeciones pero el balance general es muy positivo.
Resulta un desafío reseñar este propuesta en este momento porque estoy convencido que mientras menos información tengas al momento de sentarte en la butaca mayor será el regocijo durante la experiencia.
Por eso motivo la crítica tranquilamente se podría resumir en una simple oración:
Dejen de buscar información en los medios y vayan a ver la película en una sala de cine porque es realmente una fiesta.
En esta producción encontramos a un Spielberg inspiradísimo que no tuvo más pretensión que ofrecer un gran entretenimiento.
Acá no aparece la ciencia ficción con dilemas morales para debatir de Inteligencia artificial (filmes subestimados si lo hay) o Minority Report.
La trama se concentra en la acción y la aventura a través de un gran easter egg cinematográfico que te abruma con la opulencia visual de las imágenes y las referencias demenciales de la historia.
En un primer visionado es imposible literalmente para el ojo humano registrar todas estas cuestiones y eso también la añade a este estreno un condimento especial.
Podemos verla cinco veces más y le vamos a encontrar detalles que habían pasado desapercibidos en las experiencias previas.
Una cualidad enorme de la película es la maestría con la que el director fusiona a la perfección el misterio de la historia con la comedia y la fantasía donde todo está perfectamente equilibrado.
Hay dos escenas particulares donde esta característica sobresale especialmente.
Una carrera de vehículos histórica al comienzo de la trama y luego en un momento hermoso donde los protagonistas exploran el escenario principal de un clásico del cine.
Son dos secuencias donde no queda otra opción que aplaudir de pie y agradecer a la vida la existencia de Spielberg.
En los aspectos técnicos el film es inobjetable y sobresalen la calidad de los efectos especiales en las escenas del mundo virtual y la tremenda banda sonora de Alan Silvestri (Volver al futuro), quien presenta su mejor obra en esta última década.
Aunque el director se la arregla para expresar una reflexión interesante sobre el peligro de encerrarse en las plataformas de entretenimiento digitales, el foco de su narración estuvo puesto en el entretenimiento.
Su hubiera que objetarle algo a la película es que se queda corta a la hora de explorar un poco más el futuro distópico del mundo real que presenta y el entorno del protagonista.
Al personaje principal y sus aliados los vemos permanentemente en acción pero nunca llegamos a conocerlos a fondo, más allá de sus experiencias como gamers.
Esa es tal vez la debilidad más notable de Ready Player One que contaba con un gran elenco para ser más explotado.
Pese a todo Mark Rylance, que aparentemente se convirtió en un artista favorito del director en su tercera colaboración consecutiva, es quien tiene un arco argumental más desarrollado y se luce con un gran trabajo como el creador del mundo virtual Oasis.
En resumen, estamos ante una gran joya de Steven Spielberg que seguramente se destacará en la lista de los mejores estrenos del 2018.