Reality

Crítica de Javier Porta Fouz - La Nación

Aires del neorrealismo italiano

Matteo Garrone es uno de los grandes nombres dentro del cine italiano actual. En Argentina solamente se había estrenado Gomorra , adaptación del libro de Roberto Saviano. Gomorra fue el film más directo de Garrone, el menos enrarecido en el tono, una muy buena película armada a partir de varias historias de violencia y abismo social y político en el sur de Italia. Reality conecta con otras películas del director vistas en el Bafici como Estate Romana y L'imbalsamatore , historias en las que el tono es el protagonista, más allá de lo contado, que nunca es poco en el caso de Garrone. Su cine es narrativo y de un clima, un aire extraño: nada es del todo normal en esta Italia del siglo XXI.

Reality comienza con una boda real, que no es ni real ni tampoco es una sola. Una fiesta que se liga con otras fiestas de otro director clave del cine italiano contemporáneo: Paolo Sorrentino y su reciente La grande bellezza , presentada en Cannes. Pero ahí en donde Sorrentino hace explotar su cine y a sus personajes (y los lleva a una especie de vértigo de todo tipo que divide al público), Garrone es más sutil y más reposado. En esa boda, un personaje se va individualizando: el extrovertido Luciano. La fiesta, lugar de máscaras, dará paso a la realidad, al modo de vida familiar, a su pescadería, a las estafas que practican con su mujer (esos robots tan fuera de lugar en la piedra de las casas napolitanas y sus cocinas tradicionales). Luciano, alentado por sus hijos y su familia, hará un casting en Gran H ermano, ( Grande Fratello ), y hasta pasará la primera selección.

Garrone describe un mundo (este mundo) en el que se puede ser estrella y tener éxito, fama y adoración del público sin ser más que lo que aquí se ha dado en llamar "un mediático". Y lo hace sin cargar las tintas, sin ponerse en juez de la estupidez ni la vulgaridad. Muestra, describe, no condena. En Enzo (una estrella "porque pasó por la casa de Gran H ermano") está la clave: un personaje que ni siquiera es pérfido.

Luciano está interpretado por Aniello Arena, un ex miembro de la Camorra y preso condenado por asesinato desde 1991, en una actuación acorde con esta película, que conecta con grandes tradiciones del cine italiano: hay aquí herencias bien procesadas del neorrealismo y también de los mundos singulares del Fellini pos 1960: la Cinecittá que ahora vemos copada por Gran h ermano ya había sido mostrada asediada por la televisión en Entrevista .

Basada en una historia real, Reality puede llegar a desorientar porque no va hacia los lugares seguros, definitivos. La aparente indefinición es su guía y no hay clausuras. Asistimos a la transformación incómoda de Luciano, a su fascinación, a su obsesión, a su desgaste, a su delirio. Garrone no acelera su película, y si bien a veces eso le juega en contra cuando se vuelve reiterativo, el ritmo de Reality contribuye a esa sensación extraña de convivir con los cambios de un mundo al que cuesta reconocer.