Siempre hay varias aristas para desentrañar en un film, desde la concepción de construcción, desde su discurso, o de la razón de su realización, entre otras, sin aportar, o dejando de lado, en el análisis las variables técnicas, estéticas o de estructura del mismo.
En este caso estamos frente a un claro concepto del negocio sustentado en la posibilidad de acrecentar las arcas de la productora, haciendo uso de los buenos resultados de sus antecesoras.
Pero esta es lo que se ha dado en llamar una precuela, o sea el origen de la historia contada en las dos anteriores. Nunca un término fue tan justo ya que estamos hablando de una epidemia que se empieza a propagar, y en este caso hablo de lo que sucede en la historia y no en la historia del cine, que asimismo pueden funcionar, como epidemia, estos relatos hasta el hartazgo de zombi como hombres.
Lo que la puede empezar a diferenciar, aunque más no sea por la inclusión de algunos elementos inherentes a la parodia, entonces estamos ante un filme de terror, cuyos hacedores no se la han tomado demasiado en serio, incluyendo, aunque previsibles, gags de remates, clisés pero efectivos.
Todo transcurre en una fiesta de casamiento. Primero somos testigos de la ceremonia religiosa, de ahí nos topamos, a los seis minutos de comenzado el relato, con el origen de la enfermedad infecciosa.
El Tío Víctor, querido del novio, tiene una infección en un brazo producto, según el refiere, a la mordida de un animal. Como mecanismo de relojería, a partir de ese instante, y a cada seis minutos (cotejados), hace aparición en la pantalla el Tío V´ctor querido, cada vez con más apariencia de que algo no anda bien. Así hasta exactamente los 30 minutos de iniciado el cuento, que es cuando se produce el quiebre del relato como estilo para dar paso al género de terror, supuesto, pero terror al fin. En ese instante se produce lo que se conoce como primer punto de quiebre cinematográfico en un film de estructura clásica, tal cual lo marca el manual de guión de Syd Field, profesor de guión de cine en Harvard, conocido como el gurú.
La pareja protagónica es la que se casa jurándose amor eterno. Entre los invitados están, además del mencionado Tío Víctor, el abuelo sordo, (personaje importante para la parodia), el amigo play boy, la amiga ninfomanía, el cura (otro personaje importante para el desarrollo), y muchos otros personajes comunes que ocupan lugares comunes, con cierres tan comunes como el resto del producto.
Se debe agradecer la duración de la producción, ochenta minutos, y la posibilidad de dos opciones: tomarlo como una burla, aceptarlo como tal y reírse del catalogo de estupideces, o tomarla como una producción más de zombi que no resulta. En el primero de los casos, la pasara más o menos bien, en la segunda postura se aburrirá como una ostra, sin saber cómo se aburren las ostras.