Nadie daba un peso por estos zombies españoles, pero a fuerza de voluntad la saga [REC] ha llegado a su tercera entrega, perdiendo un director en el camino y dejándole el trono sólo a Paco Plaza, para que su amigo y codirector de las anteriores películas se haga cargo de la cuarta y última. Hay varios cambios radicales en Génesis (que de origen, poco y nada tiene) que la diferencian de sus predecesoras, pero mantiene el mismo hilo algo costumbrista y sangriento por el que se caracterizó la serie.
Nuestra carnicería comienza con el casamiento de Clara y Koldo, con unos sólidos primeros veinte minutos en donde desde diferentes puntos de vista observamos la introducción de los personajes en plena celebración y, por supuesto, con cámara en mano. Un personaje no para de repetir 'cinema verité', característica popular de la saga, con la cruel ironía de que al final de este largo prólogo de veinte minutos, las cámaras no se usarán más y la película salte del formato cámara en mano hacia una convencional película filmada... 'como las del cine' diría dicho personaje. Este gran cambio le permite tomar un gran contraste y desarrollar la acción desde otro punto, algo que los espectadores seguidores de la saga verán con otros ojos, quizás con desconfianza, pero que a fin de cuentas le da otro sabor a una saga que estaba a punto de caer en la repetición constante. Por supuesto es raro ver que la película esté realizada de tal manera, así como que también haya uso de una banda sonora, detalle no presente en las previas aventuras, pero el salto de fe está dado y le sienta bien.
Así como el formato de filmación cambia para no repetirse tanto, la historia y la narración viran también hacia un tono más de comedia negra, muy cerca de los primeros trabajos de directores como Peter Jackson y Sam Raimi. Dichos aspectos, entre lo grotesco y lo puramente sangriento encajan perfectamente con Génesis; no necesariamente provoca terror absoluto como las anteriores, pero es de agradecer el tono "mala leche" de la película, nunca llevado al extremo sino mantenido entre líneas, para que no sea una parodia absoluta.
Por el lado del elenco, la película está bien interpretada por la pareja del casorio, unos sólidos Leticia Dolera y Diego Martín, que pasan la mayor parte del film separados y rodeados por secundarios hilarantes -los familiares de cada uno-. El conjunto de invitados tiene momentazos, como el gordo que filma todo, el amigo que se levanta a las solteras de turno, las tías y abuelas bizarras, etc. Hay un buen sentimiento de unidad en todo el elenco. Dolera quizás deba llenar los zapatos grandes que dejó la mítica Manuela Velasco con su Ángela en [REC] y [REC] 2, pero uno no puede evitar aplaudirla cuando ande motosierra en mano.
Claramente desviada de sus congéneres por el nuevo rumbo tomado en esta pseudoprecuela, REC 3 es una entretenida comedia negra que amplía el espectro de esta saga que, espero, culmine a lo grande.