Los rompebodas son los zombies
La saga de terror continúa, ahora en una fiesta de casamiento.
Lo que más asombra de REC 3: Génesis , película que busca sorprender con escasa originalidad, es que se aparta del precepto básico de la saga: utilizar supuestas cámaras caseras y seguir la línea -tan trillada, es cierto- del falso documental. En este caso, eso sólo ocurre al principio, cuando un muchacho filma el casamiento de su primo Koldo con un chica bonita llamada Clara. Ah, el joven que filma tiene competidor: un camarógrafo, con el look de Alex de la Iglesia y una Steadycam, que alardea de su profesionalismo.
Pues bien, a los pocos minutos, cuando un tío caiga desde las alturas en plena fiesta -siempre hay algún familiar que nos hace pasar vergüenza- y se genere un pandemónium zombie, la película cambiará bruscamente, sin justificativos, a la cámara “normal”: adiós al efecto central de las REC anteriores. Desde entonces, Paco Plaza (que en este caso dirige sin Jaume Balagueró), combinará viejos géneros de terror, con poco rigor, apuntando a la diversión caótica, dionisíaca típica de estas festicholas, aunque acá no haya trencitos humanos ni novios lanzados hacia el techo, sino carnicería gore .
A Plaza no le importa resultar inverosímil ni ridículo. No está, necesariamente, mal. El problema es que tampoco le importa caer en la chatura y los clichés. O tal vez cree que los evita al incluir un elemento hasta ahora ajeno a los zombies: su debilitamiento ante elementos religiosos católicos. Un verdadero robo que vampiros y poseídos deberían denunciar ya ante la justicia cinematográfica.
Lo mejor de REC 3 es, sin dudas, el humor: no tomarse demasiado en serio es tan saludable en la vida como en el cine. Pongamos un ejemplo de esta película. Sitiada por un batallón de invitados zombies que intenta devorarla como si fuera la mesa de dulces, una chica apela a la honestidad brutal ante la novia: “Pensar que vine por obligación. No tenía ganas de estar acá”, le dispara. Clara retruca: “Te invité por obligación y porque estaba segura de que no ibas a venir”.
Al mismo tiempo, Koldo recorre la mansión con una armadura de cruzado y contundentes armas medievales, en busca de familiares/amigos zombies a los que partirles la cabeza. En parte, dándoles la razón a aquellos que aseguran que es preferible, y menos estresante, hacer un buen viaje que organizar una boda. Aunque estos novios tengan, de verdad, una fiesta inolvidable.