Después del resultado final de “Rec 3”, nadie podía imaginar el deseo de revivir al muerto; de manera que es saludable el retorno de Jaume Balagueró a la saga creada por él mismo en 2007. “Rec 4: Apocalipsis” retoma los hechos dejados abiertos en la segunda parte, lo cual nos lleva a recordar brevemente cómo venía la mano.
La idea básica era la de un falso documental en el cual una reportera y su camarógrafo arreglaban una nota, en un cuartel de bomberos, para registrar y mostrar cómo es una noche en la vida de la dotación de turno. Esa vez acuden a un llamado de emergencia en un edificio, el que termina siendo una suerte de madriguera de gente infectada por un virus propagado desde un laboratorio secreto que un sacerdote tiene para tratar de curar a una nena poseída, situación que se mantiene y amplía en “Rec 2”. Pasamos por alto la pésima tercera parte y así llegamos a este punto.
La policía especializada y armada hasta los dientes ingresa en el edificio maldito del cual rescatan a la reportera Angela Vidal (Manuela Velasco en su retorno al papel). Lucas (Críspulo Cabezas) y Nic (Ismael Fritschi) son los héroes del operativo. Elipsis. Los tres aparecen en los camarotes de algún barco so pretexto de estar aislados en cuarentena. Entre ellos, el capitán de la nave, su lugarteniente, y un científico en busca de una cura. Se descubre que nada es lo que parece y que las intenciones tienen muchos giros.
Jaume Balagueró es lo mejor que le pasa a esta saga porque conoce su propio producto como para manejarlo al dedillo o modificarlo a su gusto, empezando por el abandono casi completo de la estética de falso documental para volver a una narrativa clásica. Es cierto que la fórmula lugar-del-cual-es-imposible-escapar sólo cambia de forma. De edificio pasa a ser un barco con pasillos laberínticos que hasta se podría decir, que funciona mejor todavía.
La producción camina por peso propio. En especial por su efectiva forma de instalar el verosímil que justifica (¡al fin!) algunos cortes de luz o acciones de los personajes durante los momentos de tensión. Hasta una suerte de humor seco aparece con buen timing. Por supuesto que los rubros técnicos están a la orden del día, bien facturados y en connotación con el relato, aunque hay cierto abuso del diseño del sonido y de la mezcla cuando los “zombies” gritan o algunos objetos caen al piso.
“Rec 4: Apocalipsis” no inventa la pólvora, ni se reinventa a sí misma, pero constituye un buen exponente del género que no teme repetirse porque así es como funciona. Los fans agradecidos.