Mírenme, mírenme, soy muy controversial
Matías Szulanski estrena Recetas para microondas (2018), que se ve a sí misma como una picante película llena de humor negro, pero que es demasiado básica y vacía para llegar siquiera a los talones de sus propias pretensiones.
“La historia de una mujer, sus amantes, el hombre que la violó y el hijo que salió de esa violación” recita la sinopsis. Y lo que podría ser un relato punzante sobre un tema durísimo, al instante revela que solo es una banalización y con algunos abordajes hasta dolorosos.
Hay productos que dan cátedra de humor negro, acidez, doble lectura y meta-mensaje. En Recetas para microondas no hay ni un paso acertado en este camino. A no ser que el director considere que poner a un enano en escena ya es gracioso en sí mismo.
En palabras del director “mi intención fue meter en una licuadora un dramón, cinismo, muchísimo humor negro y una pizca de aloe vera, vampiros, enanos, negros albinos y que quede un trago corrosivo. Consciente de que la trama principal es por demás controversial, no quise que hayan héroes ni villanos, sino sólo perdedores natos o hechos”.
En ese afán de ser “jugado” termina poniendo a sus personajes como objeto de burla, consumando un cinismo bastante deshonesto o quizás un fallido intento de hacer una película anti corrección política. Hay que ser demasiado hábil para manejarse en un terreno tan escabroso y hacer una escena en la que un hombre llene de trompadas y patadas el vientre de una mujer para provocarle un aborto o hacer decir a un violador “tan mal no la habrás pasado”.
La película trata de llamar la atención pero no deja ver ninguna lectura del mundo o por lo menos no se transmite, es muy llano todo.