Una reunión de amigos de la adolescencia que ahora rondan los cuarenta. Todos acompañados por sus esposas y sus hijos. La excusa es un fin de semana largo en la casa de campo de una de las parejas, la formada por el personaje de Carla Peterson, casada en la ficción con Fernán Miras, Son los que parecen perfectos, superados, casi un ejemplo para los otros, su hijo ya creció. Está la pareja que encarnan Juan Minujín y Jazmín Stuart, con un bebito que le consume todo su tiempo y él con una crisis en su trabajo. Y por fin el matrimonio al que le dan vida Pilar Gamboa y Martín Slipak, con trillizos de cuatro años que no les dan respiro. Allí, en lo que se supone un encuentro relajado comienza la caída de las mascaras, con su carga de frustraciones y reproches, engaños y revelaciones y un punto en común una edad en que se interrogan hasta donde lo que construyeron en sus vidas los satisface o los saca de su eje y de sus sueños. Y el libro y la dirección Hernán Guerschuny y Jazmín Stuart tiene como logros una espontaneidad, un lenguaje, un clima trabajados y logrados, que alcanza una fluidez en al realización que simula una charla improvisada de amigos con una frescura única. Y de ese juego de reencuentros la convivencia lleva a lo espeso y a cada una de las verdades que no quieren ver o no se atreven a vivir, refugiados en las formas y mandatos. Otra de las grandes cualidades del film es el elenco que brilla en intensidad y gracia, en la construcción de los personajes y en los detalles más reveladores. Para ver y comentar que será de cada uno de ellos desde el punto en que termina el film y de cara al futuro.