Creo que de más está decir que el cine que involucra a la Segunda Guerra Mundial y al nazismo, a estas alturas, genera un cansancio mental y una carencia de ideas notable. Ciertas películas, como Remember, tienen la agradable tarea de hacer que uno se coma sus palabras y dejar en claro que todavía hay buenas historias que contar.
Una de ellas es la de Zev Guttman, un anciano en el ocaso de sus días que ha perdido recientemente a su esposa y, debido a su demencia acuciante, cada vez que se despierta su desgastada mente lo obliga a revivir su pérdida una y otra vez. No pasan ni diez minutos de trama, que tanto Zev como el espectador se ven empujados en una carrera contra el tiempo buscando a una persona en particular. Quién es esa persona, ni Zev con sus cualidades mentales disminuidas lo sabe, ni tampoco lo sabe la platea. Solo sabemos que el sobreviviente de Auschwitz es ayudado por un compañero de geriátrico, Max. Valiéndose de una carta escrita a mano por este último, Zev irá leyéndola cada día, nunca cuestionándose su procedencia ni su importancia, pero determinado a cumplir lo que estipula como sea.
Es de vital importancia que tanto el guión del debutante Benjamin August como la magistral dirección de Atom Egoyan dejen a oscuras al espectador, tan a oscuras y avanzando a tientas como lo hace Zev en la trama. Ir deshilvanando cada paso y pieza de información es uno de los principales atractivos del film, y con una escueta duración de noventa minutos, que Egoyan y compañía hayan logrado tanto en tan poco tiempo es loable. No hay términos medios, no hay grandilocuencias, sino una narrativa cohesiva, que se mueve al ritmo que se tiene que mover, aumentando la tensión cuando debe, maravillando a cada paso del protagonista. Y si el protagonista es el enorme Christopher Plummer, mejor que mejor. El canadiense tiene una presencia insoslayable, aún interpretando a un debilitado anciano en una búsqueda casi frenética. Plummer da una clase de actuación para la posteridad y conduce al resto del elenco con su magnetismo puro. Junto a él lo acompañan nombres como el eterno secundario Dean Norris o Martin Landau, hasta unos irreconocibles Bruno Ganz y Jürgen Prochnow que aumentan un elenco muy sólido.
Remember es una verdadera sorpresa, tanto en la cartelera como en el ámbito cinematográfico en general. Demuestra que con una temática gastada se puede hacer maravillas, si se cuenta con una historia competente y con muchas sorpresas bajo la manga. Simplemente hay que estar dispuestos a ser guiados por una trama fascinante y angustiante a partes iguales, y disfrutar a pleno sabiendo lo mínimo indispensable. Saldrán agradecidos.