Presos del pasado.
Con un elenco extraordinario, el director Atom Egoyan construyó un opus de suspenso asfixiante y vibrante sobre un anciano sobreviviente del holocausto nazi que tras la muerte de su esposa inicia la búsqueda del oficial de la SS que mató a toda su familia en el campo de concentración de Auschwitz.
Al despertar en su habitación preguntando por su esposa, Zev Guttman (Christopher Plummer) descubre que ella acaba de morir y que él sufre de demencia. Su octogenario amigo de salud desmejorada, Max (Martin Landau), le entrega una carta en el funeral en la que le explica que ambos acordaron emprender la persecución del jerarca alemán que mató a sus familias. Basada en las investigaciones del Centro Simon Wiesenthal, la carta explica que el verdugo nazi habría emigrado a Estados Unidos bajo el nombre de un sobreviviente asesinado de nombre Rudy Kurlander.
Zev parte -sin informar a su hijo- al acecho de los cuatro inmigrantes alemanes de nombre Rudy Kurlander en Estados Unidos en un viaje planificado por Max, olvidando todos los detalles de la realidad cada vez que se queda dormido para luego despertar leyendo la carta, anonadado y convencido de la necesidad de continuar con su venganza.
En su odisea, el frágil y abatido Zev, se encontrará con lo que queda de su juventud y los restos del nazismo en una road movie oscura e inesperada con un protagonista confundido pero decidido. Con cada paso Guttman parece estar más cerca del colapso, aunque siempre dispuesto a levantarse como poseído por una fuerza inconsciente para mirar hacia adelante, cuando en realidad solo está realizando un movimiento centrífugo hacia el origen de sus heridas.
A pesar de los problemas y frustraciones que genera el recurso de los giros argumentales en el cine actual, Recuerdos Secretos (Remember, 2015) se atreve a introducir el controversial y complejo mecanismo y lo hace justificadamente para enriquecer el relato, intensificando el trauma histórico e individual de los protagonistas. Benjamin August logra así -en su primer guión- lo que muchos escritores han intentado infructuosamente: la simpleza del relato y su redundancia cinematográfica solo refuerzan la calidad de la película, la cual utiliza cada recurso coherentemente y sin abusos.
A las extraordinarias actuaciones de Christopher Plummer y Martin Landau, se suman las magníficas apariciones de los inolvidables Bruno Ganz y Jürgen Prochnow y una participación destacada de Dean Norris como un policía demente, hijo de un coleccionista nazi.
El último film de Egoyan no solo funciona como una crítica al nazismo, sino también como una alegoría acerca de la indagación sobre el pasado reciente de cualquier persona y la necesidad de redención ante sus propias acciones o inacciones. Recuerdos Secretos es sin duda la mejor película de Atom Egoyan por su gran combinación de calidad actoral, un sólido guión con excelentes diálogos e ideas, y el descubrimiento de un fulgor esencial alrededor de los conceptos de identidad y pasado, en tanto construcciones sociales e individuales de cada ser humano.