La construcción del recuerdo.
Luego de la muerte de su esposa, Zev (Christopher Plummer) -un anciano de noventa años con alzheimer- se escapa del geriátrico donde reside y va en busca de Otto Wallisch, miembro de las SS y responsable del asesinato de su familia en Auschwitz, quien se oculta en Estados Unidos bajo el nombre de Rudy Kurlander. Debido a la condición inestable de Zev, a sus olvidos y su falta de orientación, es su compañero Max (Martin Landau) -también victima de Wallisch- quien en una prolija carta le describe el itinerario que debe realizar, y se encarga de reservar hoteles y taxis para asegurarse de que Zev llegue siempre a destino, hasta dar con el paradero del nazi al que buscan y así asesinarlo. El anciano inicia su viaje y recurre a la carta reiteradas veces, como si se tratara de los tatuajes de "Memento".
Con dificultad, y unas cuantas complicaciones en el camino, trata de cumplir con su misión, mientras nos pasea por recuerdos dolorosos, crímenes impunes, criminales protegidos, vidas dobles, y finalmente la elección de hacer justicia por mano propia.
Atom Egoyan construye un relato tranquilo, prolijo -tal vez demasiado- como sucede cuando dirige un filme con un guión ajeno como lo hizo en la minuciosa reconstrucción de "Devil´s Knot", y no realiza esos etéreos filmes extraños, sexuales y psicológicos que llevan su firma en el guión, con los que ganó varios premios a principios de los noventa, como la angustiante "El Dulce Porvenir".
Con un relato lineal, simple, Egoyan logra que la tensión suba de a poco, nos engancha y también nos confunde, en un relato que parece uno de tantos, hasta que llega el final, y ahí tira una bomba inesperada, una volantazo por el que valió la pena recorrer toda la historia de este viejito lleno de dudas y olvidos.
A pesar de algunos excesos y algún que otro lugar común, Christopher Plummer realiza una gran interpretación, al igual que Martin Landau desde las sombras.
Visualmente simple, lineal y correcto, sin pretensiones, este filme que trata un tema que ya hemos visto varias veces, se destaca por el lugar que le da a la memoria, poniendo en duda si es personal o colectiva, convirtiéndola en algo subjetivo, y así dándole más importancia a los hechos que a quienes los recuerdan.