Humor, acción y pase de bandos
La secuela del éxito de 2010, que llega con dirección de Dean Parisot y se basa en el cómic de DC, vuelve a reunir a los ex agentes de élite que deben localizar un desaparecido dispositivo nuclear que hace peligrar al mundo entero.
El comienzo encuentra a Frank Moses (Bruce Willis, ya un ícono dentro del género a quien se ha visto recientemente en la última Duro de matar, Los indestructibles 2 y G.I. Joe: El contrataque), el agente retirado de operaciones encubiertas de la CIA, perseguido y acorralado por nuevos enemigos.
Junto a Marvin (John Malkovich), quien se hace pasar por muerto y entrega las humoradas del film; Sarah (Mary-Louise Parker), Katja (Catherine Zeta-Jones) y Victoria (Helen Mirren), un eterna enamorada de armas tomar, el héroe y el equipo se lanzan tras Bailey (Anthony Hopkins), el hombre que se encuentra en una prisión rusa de máxima seguridad y sabe donde se encuentra la bomba que se disputan un ejército de asesinos, terroristas y oficiales del Gobierno enloquecidos por el poder.
El film tiene efectivas escenas de acción, acumulación de villanos desde el inicio de la trama y una catarata de gags (Victoria se hace pasar por la Reina de Inglaterra en un psiquiátrico) que dan en el blanco. En esta ocasión, el cruce de personajes de un bando a otro y la ola de traiciones son una constante que domina la película ambientada en París, Londres y Moscú. Estos Retirados Extremadamente Peligrosos todavía tienen pólvora para rato.