Hombre Solitario III: La Gallina de los Huevos de Oro
¿Será acaso recordado como el 2010 el año de la soledad? ¿Cuanta más tecnología tenemos a nuestro alcance, más rápido envejecemos y más solitarios nos volvemos?
Entre Michael Douglas (Hombre Solitario, Wall Street) y Adrián Suar (Igualita a Mí), quedó demostrado que es así. Incluso Leo Di Caprio está bastante solo en el mundo (La Isla Siniestra, El Origen). ¿Por qué vemos las mejores demostraciones de lo que significa la amistad en películas animadas que valoran las amistades entre juguetes o la que podría llegar a existir entre un chico y su mascota… un dragón?
¿Acaso la amistad está muriendo en el siglo XXI? Ya murió el amor para muchos… ¿la amistad sigue sus pasos?
Claro, uno se justifica diciendo: “no… como voy a estar solo si tengo 500 amigos en el Facebook”
¿Pero será verdad eso, o solo una declaración de la soledad en la que está inmerso?
Red Social es una película… antisocial en todos los aspectos.
Por un lado, nos muestra la vida Mark Zuckerberg (Eisenberg), un joven brillante, un genio en matemáticas y computación, que vive dentro de su mundo de datos como John Nash o inclusive Raymond Babbitt, resentido porque su novia lo deja por ser un estúpido egocéntrico, misógino en cuanto a su visión de las mujeres, superficial y completamente aislado del mundo. Tiene compañeros de habitación, un seudo amigo al que llama cuando lo necesita y extrañamente no tiene ningún, ningún vínculo familiar. Durante 2 horas de película es un personaje que vive hablando y tirando datos, datos y datos, pero no parece humano. De hecho… ¿quiénes son verdaderamente amigos en una película que habla sobre el Facebook? Ninguno. Eso sí. Todos se volvieron millonarios.
Desde otro punto de vista, la película parece imitar al personaje, al creador de la Red Social. Se trata de un film tan frío y estadístico como Zuckerberg. Una genialidad de guión acaso, pero tan ávido de sentimientos genuinos como cualquier comedia adolescente de los últimos años. Un ente solitario flotando en el ciberespacio cinematográfico, difícil de comparar con otras películas.
¿Acaso Zuckerberg es un Charles Foster Kane en potencia? Puede ser. ¿Acaso ha llegado a tener el poder de un Michael Corleone? Sí. ¿En que coinciden todos estos personajes? Todos terminan SOLOS. Y Zuckerberg tendrá poder y millones, pero terminará igual. Por lo menos eso muestra la película. Es un intocable. Nadie lo puede tocar. Se sugiere pero no se muestra. Y en los momentos más introvertidos, el personaje se encuentra solo, escribiendo en su computadora (como yo en este momento ja). ¿Acaso la computadora, la mejor fuente para “buscar pareja” en la actualidad no se trata del aislante más efectivo que tiene el mundo?
Fincher y Sorkin son responsables de una “maravilla” cinematográfica según el cristal del que se mire.
Tenemos diálogos creíbles, sofisticados, divertidos, irónicos, inteligentes que llevan una carga metafórica intensa. Hay escenas (aisladas, por supuesto) llenas de creatividad como la parábola entre la situación que viven los personajes de Zuckerberg y Saverín (co fundador del Facebook) y lo que este último hace con una gallina. Pero sobre todo, va a ser recordada por un prólogo y un epílogo de antología. Sutil pero a la vez directo discurso sobre el amor, el consuelo y la soledad.
Narrativamente es clásica, pero a la vez tiene sus vueltas de tuerca. Por ejemplo, no es la historia de Zuckerberg como se vende a primera vista. Si bien los 45 primeros minutos aproximadamente se centran en él, después toman protagonismo los gemelos Winklevoss y Divya Narendra, quienes acusaron a Zuckerberg de robarle la idea, (la secuencia acaso más irónica y humorística del film), y posteriormente la relación de Zuckerberg con Saverín y su contrincante, Sean Parker, creador de Napster, en un tono más dramático. Pero al final, todo gira alrededor del verdadero protagonista de la historia.
El guión de Sorkin es casi perfecto. Un poco discursivo, es cierto, y en el final tres personajes elementales quedan olvidados, pero aún así son elementos minúsculos de un guión soberbio y superlativo.
A nivel visual es impecable. Uso y abuso de marrones, verdes y tonos barrocos son característicos en su filmografía y no faltan en esta obra. El problema es que sufre de la falta de personalidad autoral que tienen el resto de las sus películas. Me he preguntado en noches desveladas… ¿de que trata el cine de Fincher? Si Spielberg siempre habla del divorcio, si Burton habla de la reconciliación de los hijos con la familia, si Woody Allen habla de relaciones inadecuadas (y así podemos seguir con cada uno de los “maestros” del cine) de que habla Fincher no logro averiguarlo. En un comienzo hacía vibrantes thrillers con finales inesperados. Después de El Club de la Pelea, se puso más convencional acaso, y tras La Habitación del Pánico abandonó el género directamente (considero a Zodíaco un drama épico). Pero ¿cómo encuandran Benjamin Button y Red Social en su filmografía no logro definirlo. El hecho de “pertenecer” a un club o sociedad es el punto de partida de esta película y El Club… inclusive de Al Filo de la Muerte (The Game). Humanizar las películas de asesinos seriales, dándole una explicación moralista e incluso existencialista a los asesinatos fue el tema de sus dos mejores obras, en mi opinión, las más destacadas visualmente, menos pretenciosas e incluso mejor actuadas como son Zodíaco y Pecados Capitales. Acaso las dos únicas obras con… alma.
Red Social carece de eso. Quizás es a propósito, pero no lo creo. Fincher fue llamado a hacer esta película tras cierta “desilusión” que terminó siendo Benjamin Button. Y lo que hizo fue un superficial, pero a la vez soberbio trabajo técnico. El montaje es excelente. La fotografía maravillosa y también se destaca en un rubro donde generalmente no le dan crédito: la dirección de actores. Si Fincher puede sacar una interesante interpretación (pero no asombrosa como decía algunos) de Justin Timberlake, y lograr que Jesse Eisenberg, que siempre ha interpretado a personajes “nerd”, lo haga una vez más pero con tal profundidad dramático y sicótica, al punto que asusta cada tic, cada gesto que tiene el personaje es porque en ese sentido tambien la tiene clara. Pero dirigir es más que eso. Es poner el corazón, el mentón, la frente, el pasado, la historia familiar, la memoria emotiva en función de la obra. Eso diferencia a un muy buen director de un artista cinematográfico. Hay directores que corren riesgos y fracasan, pero la intención y el sentimiento es tan honorables, que las “fallas” quedan perdonadas, pero Fincher es demasiado perfeccionista en este sentido. Ben Affleck o Clint Eastwood, son más sentimentales y falentes, pero sus obras, al menos respiran humanidad.
Pueden llamarlo “director intelectual” a Fincher si quieren, pero lo cierto es que hubo directores intelectuales como Kubrick, Welles o Hitchcock que componían sus películas con sentimientos autóctonos. Fincher es un Zuckerberg en potencia. Esperemos que con la adaptación de Los Hombres que no Amaban a las Mujeres, volvamos a encontrarnos con la tensión y los excelentes climas logrados en Pecados… y Zodíaco (al menos espero que sea mejor que la adaptación sueca).
Igualmente, lo que más me llamó la atención en forma negativa de Red Social, y que no escuché decir a nadie es lo misógina que es. No hay un solo personaje femenino fuerte o interesante, excepto por Erica, la antigua novia de Mark (Rooney Mara, la actriz de la versión de Fincher de los libros de Larsson). El resto son puro objeto sexual, casi inerte. Al igual que los personajes de las comedias sexuales universitarias. ¿Serán así realmente las mujeres en Harvard? ¿Será que Fincher/Sorkin solo quería mostrar lo que ven, obsesiona a los protagonistas? ¿O será que ellos mismos en su afán de convertirse en futuros Zuckerberg/Saverín/Parker son tan misóginos como ellos?
Volviendo a la película destaco las interpretaciones de Eisenberg como Zuckerberg. Sin duda, su mejor actuación. Esperemos que lo ayude a salir del encasillado rol de “nerd looser”. Andrew “Hombre Araña” Garfield, se come la mitad de la segunda parte con un personaje clásicamente estadounidense y casi hitchcoiano: “el buen tipo traicionado”, y me encantaron el novato Armie Hammer en el doble rol de los gemelos Winklevoss (las diferencias en las personalidades, están muy bien trabajadas) y del ascendente Max Minghella (hijo del finado Anthony), del que pronto se va a ver una gran actuación en Agora de Alejandro Amenábar.
¿En que quedamos? Red Social puede ser la película más importante hecha sobre un tema contemporáneo. Está llevada a cabo con inteligencia y sagacidad por dos hombres que conocen muy bien su oficio como Fincher y Sorkin. ¿Es la película del año? No tiene la impronta. Además, el año no terminó.
Mientras, espero LA obra del 2010, voy a ir posteando esta crítica en Facebook. Y aunque no creo que lea, la quiero terminar dándole un consejo a Mark Zuckerberg. La dijo el mejor filósofo del siglo XX:
“Nunca seas socio de un club que te acepta como miembro”