Red

Crítica de Pablo Planovsky - El Ojo Dorado

Los actores que son los personajes.

Helen Mirren, la mujer que alguna vez nació joven (disculpen, es que se me hace difícil imaginar a Helen Mirren joven), apunta y dispara con una gatling gun a un montón de enemigos. Irrestible imagen, teniendo en cuenta que a la formidable actriz de La reina, uno no la imagina así. Y lo mejor es que lo hace bien. Ahi está, esa mujer de la tercera edad, luciendo todavía atractiva y ruda (bad-ass, dirían los norteamericanos). Todos los cinéfilos amamos a Helen Mirren.
El director Robert Schwentke lo sabe, y construye una película en base a esa premisa: grandes actores haciendo papeles en los que uno no pensaría verlos. Ok: está Bruce Willis haciendo de héroe de acción retirado, como en Duro de matar 4.0, y John Malkovich como un delirante perseguido y medio loco, pero uno no esperaría ver a la nombrada actriz o a Morgan Freeman en este tipo de películas (una adaptación de un cómic de acción).
Como sea, la película obviamente se apoya en los personajes y no en las situaciones que deben aguantar (ex-empleados de la CIA, ahora buscados y traicionados) y ese es el mayor defecto de la película. Digamos que cuando termina de presentar a todos, llega el clímax, que para colmo, ni siquiera es muy bueno y la película se termina. Además, carece de un villano formidable. Creo que Malkovich como villano hubiese sido mucho mejor (pequeño spoiler: es Richard Dreyfuss, que tiene muy poco tiempo en pantalla).
Así y todo, si esta película no hubiese tenido a estos actores, estaríamos hablando de un producto menor, más ligero y menos memorable. Pero bueno, los tiene, y cada uno repite sus tics (la típica mirada de reojo de Bruce Willis, la voz profunda y sabia de Freeman, y podríamos seguir) pero no nos molesta. Después de todo, lo genial es verlos en pantalla haciendo esas cosas, que para nada hacen mal.
El principio es quizás lo más prometedor: Mary-Louise Parker demuestra tener un excelente timming cómico y mucha química con Willis en pantalla. Es una lástima que esa historia se ubique tan pronto en segunda fila para dar lugar al repertorio de personajes extravagantes.
El humor de RED no viene tanto de los diálogos, ni siquiera de las situaciones, que son un poco previsibles, sino, repito, de la imagen. Es un humor muy físico: así podemos pasar de ver a Malkovich corriendo con un cerdito de peluche, a Enerst Borgnine (La pandilla salvaje) como un file clerk molestado por Karl Urban.
Las secuencias de acción están bien filmadas, pero no son las protagonistas. Eso se nota en la construcción del gran trabajo final, donde una mano más experta (el director es el mismo de la insoportable Plan de vuelo) quizás hubiese filmado algo mejor, con más tensión y nervio.
Lo mejor que puedo decir de esta película es que es simpática. Es otra más que trata el tema de la vejez (como Los indestructibles, la reciente película de Stallone) pero lo hace con tal ligereza y liviandad, que eso también es secundario. ¿Qué es, entonces, lo primario? Pasarla bien. Tanto para los que están fuera como dentro de la pantalla. Y se nota. Esperemos que si hay secuela, el viaje sea más divertido.