La violencia de género desde una mirada infantil
La nueva película del director Diego Lerman (el mismo de La mirada invisible) cuenta con los protagónicos de Julieta Díaz y Sebastián Ezequiel Molinaro en los roles de Laura, una mujer que sufre la violencia de género, y Matías, su hijo de siete años.
Refugiado está narrada desde la perspectiva del niño -de ahí su título- que, en su desesperado escape junto a su mamá para alejarse del marido, pasa las noches en un hogar para mujeres maltratadas, un albergue transitorio de mala muerte y hasta una casa retirada en el Delta, en lo que parece un vertiginoso y angustiante periplo que no tiene fin.
El film se mueve cómodamente entre el registro dramático y el suspenso con una cámara que sigue de cerca a los personajes y juega con la posible aparición del esposo violento en ámbitos desconocidos. En ese sentido, la escena en la que Matías conoce a una nena del establecimiento que atraviesa una situación similar, adquiere una dimensión fantasmagórica frente a lo no cotidiano (como el ámbito de las duchas).
El clima intenso se mantiene durante toda la fuga (Laura regresa a su hogar en busca de elementos y dinero mientras su marido Fabián se acerca) y en eso tienen mucho que ver los dos actores principales, casi los únicos que se verán a o largo del film.
La trama también se reserva el tema del reencuentro y la posibilidad de construír un nuevo hogar cueste lo que cueste.