Un poderoso drama con Julia Roberts
Ben Burns (Lucas Hedges) es un adolescente con problemas de adicciones que vuelve a casa por sorpresa la víspera de Navidad. Su madre (Julia Roberts) que ha formado una nueva familia es la única que lo recibe con los brazos abiertos. La estadía del joven se convierte en una difícil prueba para todos los habitantes del hogar mientras antiguos fantasmas dirán presentes en forma de tentaciones, viejos rencores y malas influencias, un peligroso cóctel que puede derivar en una tragedia.
Peter Hedges dirige este drama con toques de thriller y le entrega a su hijo Lucas la responsabilidad de un papel con muchos matices, del que sale muy bien parado. El joven actor que ya había brillado en Tres anuncios por un crimen y Manchester junto al mar logra conmover y generar empatía gracias a sus dotes y también por contar con una compañera de elenco increíble como es Julia Roberts. La actriz de Mujer Bonita encuentra en esta madraza sobreprotectora y amorosa un personaje que le permite desplegar una veta dramática poco explotada en su carrera.
La película podría funcionar como un complemento de la recientemente estrenada Beautiful Boy, solo que además de la cuestión intimista de la interacción entre padres e hijos, aquí se le agrega un aditamento que es el suspenso y cierto aire de policial, en una mezcla de géneros que no resulta forzada y que ayuda a sacar a la historia del lugar común de los melodramas familiares típicos.
Julia Roberts y Lucas Hedges protagonizan el filme
Julia Roberts y Lucas Hedges protagonizan el filme
El realizador no pretende nunca ahondar en una trama en la que abundan los golpes bajos, un recurso bastante utilizado en este tipo de filmes, por el contrario se preocupa por profundizar en las emociones de los personajes, acercándonos de esta manera a un conflicto real, sin artificios, ni diálogos impostados, naturalismo en su máxima expresión. Tampoco hay momentos edulcorados, de hecho algunas secuencias lucen bastante sórdidas y ciertas escenas amargas logran conmover.
Sin dudas, Regresa a mí es una película adulta, efectiva y honesta. La enésima prueba del talento de Roberts y la confirmación de que Lucas Hedges es uno de los mejores intérpretes de su joven generación. Vale la pena enjugar una lágrima en la oscuridad de la sala.