La eterna espera.
En una China atravesada por la Revolución Cultural transcurre la historia de amor entre Feng (Gong Li) y Lu (Daoming Chen), narrada en Regreso a Casa, el anteúltimo film del reconocido Zhang Yimou. Su director nos tiene últimamente acostumbrados a películas en donde las pasiones y las dagas se unifican mediante el esplendor del color. Sin embargo, en este film retorna a dramas más sencillos desde la puesta en escena y sin luchas filosóficas contra la gravedad, pues aquí el tema central es más terrenal: el reencuentro entre dos personas que se aman.
Lu es llamado “traidor” ya que se opone al gobierno de turno, por lo cual es perseguido y debe alejarse de su familia, compuesta por su esposa Feng y su hija Dan Dan (aspirante a ser una gran bailarina). Lu se pierde toda la infancia de Dan Dan, quien lo desprecia y le guarda mucho rencor: su padre es el único que no utiliza un prendedor con el busto de Mao. Debido a objetar con insistencia los ideales del poder gobernante, Lu es enviado como preso político a un campo de trabajo y durante años permanecerá aislado de su familia. La vida sigue para las mujeres, pero desde ese punto traumático -clímax del film- en el que él es arrestado, Feng ya no será la misma.
Una vez que la Revolución Cultural China ha terminado, Lu vuelve a su hogar a reunirse con su familia, sin embargo el encuentro no será como esperaba, ya que Feng posee un trauma tan grande que se volverá más bien un desencuentro. En este largometraje la poesía de los sonidos de la naturaleza y de los trenes resulta fundamental, asimismo lo es la música proveniente del piano en la casa de Feng, la cual permitirá un breve momento de conexión de la pareja en un mismo tiempo y espacio. Pues Lu tendrá la paciencia y la sabiduría que caracteriza a los orientales para entender lo que le está sucediendo a Feng, quien se ha quedado arraigada en el pasado. No sólo Feng ha cambiado, sino también el vínculo con su hija se ha quebrado, circunstancia que vamos comprendiendo mediante el excelente manejo de Yimou en la dosificación de la información. En un relato conmovedor de redescubrimiento y de reconocimiento posterior a una situación traumática (lo cual nos remite lejanamente a Hiroshima Mon Amour), el amor hará que Lu no desista y acompañará a Feng a encontrarse con su yo del pasado.