No es descabellado imaginar que a partir de la publicación de textos literarios autobiográficos, las amistades o los vínculos familiares de ciertos escritores se hayan visto sacudidas. Pero se conocen pocos casos como el de Manuel Puig, a quien sus dos primeras novelas, La traición de Rita Hayworth (1968) y Boquitas pintadas (1969), le valieron el repudio de todo un pueblo, General Villegas, donde no las leyeron como ficciones sino como relatos históricos cargados de chimentos maliciosos sobre villeguenses notables. Hoy que el tiempo ya pasó, y que en la entrada a la ciudad hay un cartel de bienvenida con la imagen del escritor, el local Carlos Castro recorre sus calles para investigar esa tirante relación entre Villegas y su ciudadano más ilustre.
Si la temática ya es de por sí atractiva, hay un detalle que enriquece al documental: su coprotagonista es una villeguense que bien podría haber sido un personaje de una novela de Puig. Se trata de Patricia Bargeño, conocida como La Viuda de Puig: un accidente automovilístico la dejó cuadripléjica y despertó su interés por el autor, quizá porque -como ella misma conjetura- a partir de ese momento se sintió tan sapo de otro pozo en ese pueblo como el pequeño Coco. La curiosidad se transformó en obsesión, al punto de que ahora vive en una de las casas en las que alguna vez vivió Puig. Además de contar su propia historia, ella es la guía turística-literaria que, con su voz y sus textos, nos muestra cuánto de Coronel Vallejos -el pueblo de las ficciones de Puig- hay o hubo en General Villegas.
Completan el panorama elementos imprescindibles en un documental de este tipo, como testimonios de habitantes sobre el pueblo, el escritor y la recepción de su obra, entre los que se destacan tres señoras que también parecen salidas de una novela de Puig: té mediante, cuentan y callan. Hay también imágenes de archivo que dan una idea del Villegas de las novelas y, lo más valioso, la propia palabra del autor de El beso de la Mujer Araña, que define su vínculo con ese lugar: “Era como un western que yo había ido a ver por error, pero del que no me podía salir”.