Basado en la novela homónima de Evelyn Waugh, un clásico de la literatura inglesa tan polémico como elogiado, se ocupa de amores condenados y relaciones triangulares en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. El contexto va a condicionar las reacciones de los protagonistas y la edad de la inocencia se interrumpirá abruptamente para más de uno. El amor y el deseo tendrán que hacer frente a una educación de principios inapelables. Un elenco británico, donde se destacan Emma Thompson, Michael Gambon y Greta Scacchi, contribuye a que el drama romántico prospere. En este tipo de relatos, los prejuicios y códigos de la época librarán dura batalla con las pasiones incontrolables. El factor humano acaba desequilibrando las reglas más rígidas. El texto original y el film se ocupan de subrayar la decadencia de la aristocracia católica inglesa y de un estilo de vida destinado a perecer. En el camino, quedarán unas cuantas heridas que no cierran, y pérdidas irreparables. La película, con una puesta en escena muy “british”, deja claro que todo podría haber sido de otra manera. Regresar a la mansión Brideshead es asomarse a un mundo que muestra serias grietas, que prefiguran el definitivo derrumbe. Por su tratamiento y algunos de sus personajes, el film recuerda títulos notables como “Lo que queda del día”, aunque le faltan recorrer muchas millas para acceder a la estatura de la obra de James Ivory. Con todo, da gusto que una actriz como Emma Thompson pueda reencontrarse con un personaje a su altura, luego de tantos papeles olvidables que no se merecía.