Terror rutinario y poco efectivo
Continuación de El Pacto, la pelìcula de terror estrenada en julio de este año, que intenta nuevamente sorprender al espectador con una historia que combina investigaciòn policial, crímenes y un asesino que viene del màs allà.
La vida de June (Camilla Luddington), una joven que acepta limpiar escenas de crímenes, se ve alterada por pesadillas sobre las víctimas de Judas, el asesino serial del film anterior. Acà aparece un perverso imitador del criminal, dibujos que se conectan con la realidad y la protagonista anterior, Annie (Caity Lotz), en una trama que une los caminos de un agente del FBI (Patrick Fischler) y de un policìa novato dispuestos a todo. June intentará resolver el misterio que viene con aires fantasmales.
Entre decapitaciones y cuchillos, y bajo el extraño y poco oportuno título local Regreso al infierno, el film se debate entre el policial sin nervio y el terror sin recursos efectivos que, a estas alturas de los acontecimientos, pueda al menos movilizar al público màs desprevenido.
Con un comienzo prometedor -lo mismo ocurrió en El Pacto- el desarrollo de la historia se limita a jugar con una figura fantasmagórica que se mueve entre las sombras. Pero el mayor error es mostrar al asesino Judas en varias ocasiones. Esta pelìcula se apoya en la creación de climas alimentados por apariencias engañosas pero todo se vuelve rutinario. La escena final abre un capítulo que vaya a saber uno que título tendrá.