Ni para amantes del terror
El cine de terror –y todos sus derivados– es un género claramente adocenado. Las muchas películas buenas o excelentes están rodeadas de cantidades absurdas, casi inabarcables, de otras malas. Lo difícil viene cuando muchas de las películas mediocres tienen secuelas. Pero incluso entre las secuelas hay diferentes categorías. Hay secuelas ridículas pero divertidas, hay secuelas tolerables y hay otras tan pero tan irrelevantes que lastima el ánimo del espectador el tener que perder una hora y media observándolas. Este último caso es el de Regreso del infierno (The Pact II), una secuela tan tenue, tan vacía, que produce tristeza más que enojo el tener que verla. Sólo la escena inicial, donde conocemos a la protagonista, es interesante. Interesante para los amantes del cine impresionante, porque ella se dedica a limpiar escenas de asesinatos. Un agente del FBI llegará a su vida para avisarle que será la posible víctima de un asesino. Un asesino que imita el trabajo de otro asesino, responsable de la muerte de la protagonista. ¿Quién será ese imitador? ¿Cómo logrará, si es que lo logra, escapar de tan implacable criminal? Preguntas que la película demostrará son demasiado poco para el tiempo que hay que pasar esperando la resolución. Ante tanta pobreza, la revelación final es lo de menos, aun cuando ya es importante avisar que está a la misma altura de toda la escasez de ideas del resto del largometraje. Aunque el espectador tenga debilidad por el género y haya disfrutado del film original, es aconsejable que se mantenga alejado de esta secuela.