Un escritor de sesenta años que redescubre su sexualidad y vuelve a sentirse joven.
Este director y guionista es uno los grandes exponentes de cine nacional, quien comenzó a filmar a los 17 años, y ha llevado a la pantalla “Hombre mirando al sudeste”, “El lado oscuro del corazón”, “No te mueras sin decirme a dónde vas”, “Despabílate amor”, entre otras.
La trama gira en torno a la relación de un escritor Pablo (Daniel Fanego) sesentón, y casado con Magdalena (Mónica Gonzaga). Ellos no mantienen una gran relación, su matrimonio es monótono y se encuentra desgastado. Él vive atormentado con los personajes de sus libros y trabaja varias hora en su estudio, hasta que un día se encuentra con una joven de unos 30 años, ex alumna de la carrera de Filosofía y Letras, Laura (Romina Richi), fotógrafa, este encuentro significará mucho para ellos. Por un lado ella tratando de concretar cierta fantasía del pasado pero con otro presente y él con la idea de volver a recuperar la juventud perdida, redescubre su sexualidad, la pasión, esto le sirve para no afrontar la vejez, y vivir una etapa diferente.
Sus encuentros resultan ser muy fogosos. Pero Laura comienza a sufrir un brote psicótico, además fuma marihuana, se siente perseguida y amenazada por los militares de un cuartel. En alguna hora del día desde su balcón se ve dicho lugar, allí baila semidesnuda con música a alto volumen y en algún momento vemos al portero de su edificio, que se masturba en su puerta, sin que ella lo vea.
Laura siente un profundo odio por la dictadura militar, su padre, interpretado por Atilio Pozzobón fue un agente de vigilancia. El comportamiento de esta joven cada vez es más extraño y es internada en una clínica psiquiátrica por lo que ellos ahora se ven menos y Pablo se refugia en la escritura, aprovecha esta situación para elaborar su próxima novela donde detalla lo que está viviendo.
Todo puede ser cierto en esta historia, o no, bajo una realidad confusa, amenazante, tiene misterio, llena de fantasmas del pasado, contiene múltiples lecturas, podríamos decir que tiene el sello de Subiela, un exceso de escenas fuertes y de desnudez, con diálogos débiles, su relato no es del todo convincente, no termina de puntualizar, es que su guión no termina siendo sólido.