Impresiona valiente film de una directora iraní
Funcionarios displicentes, venta de drogas cerca de las escuelas, obreros reclamando cobro atrasado de haberes, represión, prostitución, un seguro social que va en contra del usuario, violencia contra la mujer, semianalfabetismo, etcétera. Cualquiera pensaría que esta película se ambienta cerca de su casa, pero transcurre en Teherán, e impresiona por dos razones inmediatas: señala que allá hay un nivel de degradación social pocas veces difundido, y confirma que también hay gente valiente, que lucha contra la censura y denuncia estas cosas.
Algo más: quien lo hace es una mujer, Rakhshan Bani-Etemad, veterana directora cuyas películas suelen estar entre las más populares del consumo interno iraní. También su elenco está integrado por artistas populares en aquellas tierras. Y están repitiendo personajes. Algo así como mostrarle a su público qué fue de la vida de, por ejemplo, aquella hija de los vecinos que un día se fue de su casa en una película anterior, o cómo se las rebusca ahora el joven que en otra historia había caído en desgracia con los traficantes. O cómo siguen su lucha cotidiana el médico de un solo brazo y la señora a cargo de una ONG de mujeres adictas a la heroína.
Por suerte para nosotros, no es necesario haber visto esas películas. De hecho, acá prácticamente no se han difundido. No importa, se entiende igual. No hay nada enredado, todo está hecho para que quede bien claro, a través de una serie de situaciones correctamente hilvanadas que nos llevan por calles, hogares y oficinas de la parte menos turística de la ciudad. Así se suceden pequeñas historias, intensas, muy bien actuadas, filmadas en sólo 17 días, aprovechando una racha de buena voluntad por parte de las autoridades. Entre los intérpretes, Motamed Aria, prohibida hasta hace poco (la mujer que recibe una carta de su ex marido, ante la aflicción del actual), Mohammad Reza Forautan (el taxista), Mehraveh Sharifinia (muy bien iluminada en el taxi, y de tocante actuación casi sin palabras), Baran Kosari y Peiman Moadi, visto en "Una separación" (interpretan la última historia, muy buena). Y apareciendo cada tanto, Habib Rezaei como un documentalista que se mete en todos lados y no lo dejan filmar en casi ninguno.
Quien quiera ver algo más de Bani-Etemad, en la web se encuentran "El velo azul", "Bajo la ciudad" y "La mujer de mayo", tres de sus mejores obras, aunque lo de los subtítulos suele ser un problema. Y también, un corto de una campaña que hizo para el Gobierno junto con Abbas Kiarostami, Majid Majidi y otros tres directores, a favor del pacto nuclear con EE.UU. Eso es más raro todavía.