Y gran elenco
Relatos salvajes (2014) consiste de una colección de cuentos cortos unidos no por su narración sino por el tema y conflicto central de la película: el control. Mejor llamarlos fábulas. Los personajes son equiparados a animales (estereotipos) en los créditos, y el escritor/director Damián Szifrón se presenta como el proverbial zorro que los recoge a modo de narrador.
Cada fábula presenta situaciones muy distintas entre sí, pero todas comparten una mirada sádica hacia los intentos de los personajes por controlar situaciones que invariablemente terminan fuera de control. Ya que nos reímos de su miseria y de la futilidad de sus acciones, se trata de una comedia negra. Ya que ninguna historia desarrolla demasiado a ningún personaje más allá del estereotipo, cualquier intento de drama falla.
Todas las situaciones se presentan en clave de urgencia. Los pasajeros de un avión (Dario Grandinetti entre ellos) pierden el control sobre sus vidas. Dos mujeres en un restaurante (Rita Cortese y Julieta Zylberberg) discuten entre sí sobre si matar o no a un cliente. Un hombre (Leonardo Sbaraglia) se descontrola violentamente contra otro en medio de la ruta. Una familia (encabezada por Oscar Martínez y María Onetto) intenta controlar y encubrir el crimen de su hijo. Una novia (Erica Rivas) descubre la infidelidad del novio durante su fiesta de casamiento, y ambos se turnan controlando y descontrolando el escándalo.
La única historia que se construye más allá de una situación urgente y nos da algo parecido a un personaje es la de un ingeniero (Ricardo Darín), cuya vida se desencaja al remolcarse injustamente su auto. Le espera una larga caída libre a través de varios círculos de indiferencia burócrata, durante la cual perderá a su familia, su trabajo y luego un poco más. Quizás sea una coincidencia, pero marca el punto medio de la película y resulta la historia más divertida, costumbrista y mejor desarrollada de la antología. Darín está en su salsa cuando hace de porteño indignado.
Todas las historias de la película poseen un guión bien escrito y desarrollado hasta las últimas consecuencias de las situaciones que imaginan, sin compromisos ni salidas fáciles. La única que se siente fuera de lugar es la primera, que promete un verosímil absurdo que nunca termina de igualar. Las demás poseen un planteo más homogéneo y se disfrutan con los típicos altibajos de las películas antológicas. Las mejores son por lejos “Bombita” (la de Darín) y “La propuesta” (la de Martínez). El personaje más gracioso es la cocinera de Rita Cortese. La historia más escandalosa es la última. ¿Cuántas cosas pueden salir mal en un casamiento? Pasen y vean.
Relatos salvajes produce dos tipos de emociones básicas en el espectador: el placer cruel de ver a estos individuos sufrir, y el placer de la catarsis/venganza/autodestrucción/liberación, que se logra muy bien considerando la chatura de los personajes. Ofrece escapismo en su estado más puro y alguna que otra crítica social (queda en cada uno determinar cuan auténtica o tramposa es esta crítica). Es de lo más divertido que ha hecho Szifron. Si eso les significa algo, vayan a verla.