Relatos salvajes tiene una gran contra: seguramente antes de verla muchas personas te hablarán maravillas de la misma. Entonces la primera recomendacion es que te olvides de todo lo que te dijeron. Que te sientes, que te concentres, y que empieces a disfrutar de estos seis cuentos que forman los relatos salvajes mencionados.
Son seis historias independientes entre si, pero en todos los casos con momentos de locura de uno o varios personajes. En todos los cuentos hay actuaciones brillantes.
La gran ventaja de que son seis cuentos, es que al fin y al cabo son seis finales distintos y si te gustó uno más que el otro de cualquier manera suma para el resultado final de manera positiva.
Podría detallar sobre cada uno de los seis cuentos, pero atentaría contra lo que quiero decir de entrar sabiendo poco o en el intento de bajar las expectativas generadas. No porque sea digna, si no para que todos entren de igual manera a conocer las historias.
Relatos salvajes es una película tan universal como "argenta" al mismo tiempo. Filmada de manera brillante, con lujos en posiciones de cámaras o en efectos especiales necesarios para construir la historia. Un ejemplo de trabajo claramente es el capítulo salteño con cámaras en distintos lugares o en espacios reducidos. Y los efectos que tiene el capítulo de Darín son tan brillantes que no sabrás que son "de mentira".
Me hubiese encantado estar en ese casamiento, o charlar con bombita, o pasar por Salta justo en ese momento. De todas las historias vas a hablar con amigos por tal o cual cosa.
Una dirección brillante una vez más de Szifrón que se detiene en miles de gestos y detalles. Actuaciones descomunales en todos los niveles. Una fotografía deliciosa y una música de Santaolalla que construye también el clima de cada escena.
Relatos salvajes no solo es la mejor película argentina del año, será desde su estreno un ícono de la filmografía nacional. Un símbolo de que acá se pueden hacer muy bien las cosas.