LA VIOLENCIA DE UN OBSESIVO
Ninguna reflexión sobre el “sistema” se desprende de Relatos Salvajes. Sucede lo inverso: la cirugía antropológica es una excusa para poner en funcionamiento una máquina narrativa cínica y virtuosa. La obsesión arquitectónica de Szifron es descontrolada. Su último plano, pensado hasta la contractura cerebral con un cuchillo presente/ausente, remata el pico emocional del espectador, ofreciéndole el aplauso como único liberador de tensiones.