Entre la cursilería más empalagosa y la complejidad sci-fi más insustancial, Reminiscencia se mueve en un remanso de disparates innecesarios, en el que se destacan su fallido intento por mezclar géneros (como el policial negro de ciencia ficción con el drama romántico) y la fragilidad de un guion tan ambicioso como errático.
A la opera prima de Lisa Joy no la salvan ni sus dos protagonistas estelares, Hugh Jackman y Rebecca Ferguson, quienes hacen lo imposible por levantar una película que se va a pique apenas empieza, con una historia de amor desvaída e inverosímil, que pretende ser ingeniosa y sorpresiva y no hace más que patinar en una sucesión de recuerdos que nunca llegan a funcionar.
Nick (Jackman) es un investigador privado de la mente, que ayuda a acceder a los recuerdos perdidos para revivirlos una y otra vez. En una costa de Miami inundada, lo único que se acerca a la felicidad es el pasado. Mae (Ferguson) es una misteriosa mujer que se presenta de improviso en el laboratorio de Nick para pedirle que la ayude a recordar dónde dejó las llaves.
La excusa rompe de inmediato con la verosimilitud de la trama, porque se supone que la máquina de los recuerdos que maneja Nick con una ayudante fiel, guiando a los clientes como en una sesión de hipnosis, está para casos más relevantes. De hecho, lo primero que le dice Nick es que mejor se busque un cerrajero. Aun así, la directora cree que es un buen comienzo para que ambos se conozcan y él quede flechado.
Lo que sigue es el descafeinado romance entre ellos, que parece una publicidad de champú antes que una historia de amor emotiva y creíble. No conforme con esto, la directora (quien también está a cargo del guion) introduce el elemento del noir y hace que ella desaparezca sin que él sepa por qué, lo que lleva a que Nick se obsesione con la búsqueda de Mae sometiéndose a largas sesiones en la máquina para reconstruir su breve historia romántica.
Nick quiere encontrar alguna pista que lo conduzca a ella, y a medida que la va conociendo (gracias a los recuerdos de otros implicados en una trama de conspiración cada vez más oscura), se va dando cuenta de que en realidad no sabe nada de Mae. Esto lleva a que surjan personajes poco atractivos y sin demasiada razón de ser, que sólo cumplen con las dosis de acción. Y cuando todo parece encaminarse hacia un final pesimista, la directora le da el giro necesario para que sea una historia de amor feliz. Aunque no tan feliz.
Quizás lo único rescatable sea el paisaje diseñado con CGI, que muestra una Miami distópica y dividida entre los llamados terratenientes y los que viven en los suburbios. Pero lo que podría haber sido una distopía neo-noir con romance incluido termina siendo un cascote digitalizado lleno de problemas, con desaprovechados elementos de ciencia ficción posapocalíptica, como los viajes en el tiempo y cierta filosofía que no llega a desarrollarse.
Reminiscencia tiene buenas intenciones, buena decoración, quizás algunas buenas escenas, y una música que por momentos hace olvidar lo que transcurre en la pantalla. Pero las películas no son recordadas por sus buenas intenciones.