Tal vez la ‘Renfield’ de Chris McKay no sea una película de la cual los críticos hablen enamorados de su técnica, manejo de cámaras, montaje o fotografía. Tal vez esta película no se destaque por un guion que hace redefinir las formas en la cual se hace cine, tal vez no sea amada por tener ese tipo de guion lento y tedioso que muchos confunden con reflexivo. Sin dudas jamás será aplaudida dos horas por un grupo de críticos enardecidos. El valor de esta película está en sus intenciones de entretener y nada más.
Robert Montag Renfield (Nicholas Hoult) es un hombre de más de cien años que vive sometido por su jefe, quien es ni más ni menos que el príncipe de Valaquia, el conde Drácula (Nicolas Cage). La relación entre ambos sobrepasa el límite de lo tóxico y es directamente abusiva por parte del nosferatu por lo cual Robert comienza a frecuentar a un grupo de ayuda en el cual intenta llegar a una respuesta para su problema de autoestima, pero lo único que consigue es encontrar a personas que abusan de sus compañeros, a quienes entrega a su jefe como alimento. La trama se le complica a Renfield cuando elige como víctimas a un grupo de narcotraficantes por lo cual se mezcla en una trama policial que se vuelve apocalíptica. El encuentro con los narcos lo lleva a conocer y simpatizar inmediatamente con la agente Rebecca Quincy (interpretada por Awkwafina), tal vez la única agente honesta de la policía de Nueva Orleans, quien está obsesionada con desarmar la banda de los lobos, una organización criminal cuyo sello es la violencia.
La película es un libro de autoayuda disfrazado de film de acción. La trama que subyace debajo de toda la sangre y la violencia que se nos muestra es que cada persona vale por sí misma y que debe luchar por aquello que cree merecer. Es aquí donde la película a pesar de su simpleza y cursilería le saca ventaja a otras películas que solo se basan en ir escalando en violencia y dificultad hasta llegar al jefe más fuerte pero sin tener ningún argumento o trasfondo, como por ejemplo Jhon Wick: Chapter 4 (Chad Stalehelski, 2023), en Renfield los personajes tienen un trasfondo y una construcción, precaria y simple pero construcción al fin.
Chris McKay quien ya había trabajado en The Tomorrow War, (2021) y The Lego Batman movie (2017) demuestra nuevamente su capacidad para darle dinamismo a la historia, Renfield es una película que no se toma respiros y que avanza todo el tiempo en su trama lo cual la hace entretenida pero en esencia vacía, lo cual no nos importa ya que el festival de violencia y hemoglobina nos mantiene tan entretenidos que no nos ponemos a pensar en el sinsentido que estamos viendo, desde que entramos en el mundo que se nos ofrece aceptamos sus reglas sin cuestionamientos; eso es un logro del guión ya que a pesar de la gravedad de lo que estamos viendo (para los personajes) no intenta convertirlo en un drama real sino que simplemente nos cuenta la historia de un tipo que come cucarachas para obtener los súper poderes que necesita para conseguirle víctimas a su amo que es un vampiro milenario, no hay ningún trasfondo ni historia de origen o logias que entorpezca la narración o la vuelva lenta. Robert Kirkman escribe una historia dinámica y despojada del tono melodramático y trágico que le imprimió a las versiones live action de sus cómics The Walking Dead y la serie Outcast. McKay construye una historia entretenida sobre el guión que le ofrecen Kirkman y Ridley.
En cuanto a las actuaciones vemos un muy buen trabajo de Nicholas Hoult quien interpreta a un hombre atormentado por sus acciones y por sus vínculos con un sujeto violento, egoísta y posesivo que no lo deja ser libre y atormenta; por el lado de Awkwafina nos ofrece un buen trabajo, extrañamente no sobreactúa ni repite su personaje odioso y carente de encanto que tanto gusta a los snob, en esta ocasión se toma el tiempo de construir a una persona valiente que padece una perdida con la cual lidia entregándose a su sentido del deber.
La película obtiene un subidón de energía cuando aparece en pantalla Nicolás Cage interpretando al Conde Drácula ya que no parece responder al tono de comedia de la película, su Drácula es un ser malvado, lejos del ser atormentado de la novela de Bram Stoker o del sujeto romántico y melancólico que nos entregó Coppola (Bram Stoker’s Dracula, 1992) el personaje de Cage, a pesar de emular estéticamente al clásico Drácula cinematográfico de Bela Lugosi o Christopher Lee, disfruta de su poder y violencia, es un villano hecho y derecho que no se cuestiona de ninguna manera su origen o el sentido de su poder. Cage le da una intensidad a su personaje que es la adecuada a pesar de por momentos ser caricaturesco.
La película de McKay es entretenida y ágil que a pesar de caer en el cliché aburrido de la organización criminal con códigos propios no logra corromper su argumento ni abandonar su tema que es la reconstrucción de un individuo destruido por una relación abusiva, en definitiva, una historia más humana de lo que la trama puede sugerir. Renfield es un buen entretenimiento correcto en lo técnico, con una historia simple y buenas actuaciones, lo cual no es mucho pero tampoco es poco.