Cuando una película trabaja una idea que es mala y ridícula, lo único que puede salvarla del fracaso es que la misma producción sea consciente de ello. Ya que así los limites quedan desdibujados. El producto final puede seguir siendo pésimo, pero también puede convertirse en una obra notable. Renfield de Chris McKay (The Lego Batman Movie, The Tomorrow War), no termina siendo ni lo uno, ni lo otro. Sin embargo, con más errores que aciertos, termina siendo algo, por lo menos, disfrutable.
Luego de muchos años de servidumbre, Renfield (personaje que aparece en la novela original de Bram Stoker y en la película de 1931 de Drácula de Tod Browning) está harto de trabajar y hacer la tarea sucia del Príncipe de las Tinieblas. Pero una fuerte revelación se le presenta luego de asistir a una terapia grupal enfocada en la codependencia y las relaciones tóxicas. Allí nuestro protagonista se da cuenta de que debe despegarse de su jefe y hacer su propia vida. Esto no le hará nada de gracia al Conde Drácula.
Bajo esta inusual premisa se nos presenta una película que destaca específicamente por dos cosas. Primero, un gigantesco Nicolas Cage. Si alguien podía interpretar este papel era él, y así lo demostró. Tanto, que mientras más lo pienso, más lástima me da pensar que la oportunidad de verlo en la piel de semejante personaje es desaprovechada. El físico, la actitud, la mirada, la sonrisa, todo. Queda esperar que se anime a volverlo a interpretarlo en otra oportunidad. Lo segundo que destaca en Renfield es su duración. Una hora y media. Cortita y al pie. Esto precisamente sucede porque el mismo material sabe que no da para más. Es un gesto que se agradece bastante en medio de una época donde parece obligatorio pasar las dos horas de película.
Renfield vive una constante dicotomía. Todas las preguntas de por qué hicieron esto y lo otro, se pueden responder con: «porque la idea era hacerla ridículamente graciosa». A pesar de que stá lejos de ser la comedia del año, lo gracioso se puede aceptar, pero luego hay cosas que no se entienden. Ejemplo ¿Por qué apoyarse en el gore y usar sangre digital? Es como un western sin un disparo o un musical sin una canción. No es serio.
Claro está que el principal problema de Renfield es el guion. Lo cual es una lástima porque está escrito por Ryan Ridley, Robert Kirkman. El primero, una de las mentes detrás de series de comedia como Community y Rick and Morty. Mientras que el segundo es el responsable deThe Walking Dead. Acá lo gracioso y terrorífico no comulgaron. La película reciente más cercana a la idea de Renfield debe ser The Dead Don’t Die (2019) de Jim Jarmusch, y aunque tampoco es un trabajo notable, esa película, en su condición de ridícula, no quería tratar de nada. Mientras que la de Chris McKay quiere hablar sobre la salud mental y el reconocimiento de los problemas. Algo que pasa muy de largo.
Renfield es una película que apunta a solo entretener. Pero la sangre digital (sepan entender que eso no lo puedo perdonar) y las peleas grabadas al más feo estilo Marvel, dejan mucho que desear. Sin embargo, uno que otro chiste, Nicolas Cage y el tremendo homenaje al Dracula de Tod Browing, hacen que valga la pena dedicarle tiempo a este film.