Hace unos años, Chris McKay (con Christopher Miller y Peter Lord detrás, todo hay que decirlo) construyó la mejor adaptación de Batman al cine: “Lego Batman”. No es exagerado, porque reunía toda la mitología y los temas de manera lúdica y cómica. Sigue siendo una joya. En Renfield, ya no en el campo animado, McKay intenta lo mismo con el mito de Drácula a través de su asistente por siglos, el aquí joven Renfield. Y sí, hay terror y sangre por todos lados, pero con una sensibilidad pop que hace que cualquier elemento inquietante se disuelva en el conflicto personal de sus criaturas. Sin embargo, la idea de tocar absolutamente toda la iconografía que funcionaba en aquella Batman (basada en un juguete y una historieta) aquí patina ante la necesidad de narrar una historia que requiere de otras dimensiones, de otra profundidad de caracteres. Entretiene y funciona de a ratos.