El cine no es para nosotros, los franceses
Exhibida durante el 2012 en la sección oficial Un Certain Regard en Cannes, Renoir expone una antigua discusión que se ha situado en el campo artístico con la llegada del arte de la reproductibilidad técnica: el cine, ante la refinada y tradicional pintura.
La visión conservadora se encarna en la figura del célebre pintor Pierre-Auguste Renoir (Michel Bouquet) quien perteneció a la escuela impresionista pero es difícil de catalogar por su recurrente recuperación del canon renacentista y barroco. En su última etapa, Renoir pasa sus días en una casa de campo al sur de la rivera francesa retratando bellas mujeres. El arte se le presenta al modo clásico y le es imposible concebir como algunos colegas puedan desatender el esplendor que les regala la piel humana volcándose a la abstracción totalmente deshumanizada. Alejado de los horrores que provoca la primera guerra mundial, el pintor vive aislado, casi lisiado pero con deseos de seguir perfeccionando su técnica: la carrera por el virtuosismo y la destreza siguen siendo su preocupación.
Su hijo, Jean Renoir (Vincent Rottiers), regresa del frente por convalecencia y durante su tiempo de recuperación conoce a la nueva musa de su padre, Andrée Heuschling (Christa Theret) quien lo introduce, progresivamente, en la metier artística. Lejos de los estallidos de bombas y los cadáveres mutilados, ahora la realidad es un sinfín de colores y texturas.
La excéntrica Andrée desea ser actriz y en un rapto de amorío intelectual le pide a Jean dedicarse al séptimo arte. Su posición vanguardista la ubica en contraposición al personaje del viejo pintor. La dicotomía se corporiza y deja entrever el interesante trasfondo de una batalla que la pintura tuvo que atravesar ante la emergencia de la reproducción y la copia. La guerra no se daba sólo en la zona militar, sino que también se hacía presente en el mundo aurático de las artes plásticas.
El film intenta revivir visualmente, y en códigos ficcionales, un fragmento de la Historia del Arte en donde el auge por la pintura decae abriéndole paso al arte de masas. Si bien se podría tomar como una pieza nostálgica, cinematográficamente no aporta nada extraordinario. El tema ha invadido la totalidad fílmica dejando de lado destrezas propias de su lenguaje. Con indudable aire francés pero con poca sustentabilidad estructural, Renoir es una más de la lista de aquellas películas en las que podemos reconocer figuras famosas del ámbito artístico.