Tres personajes. Dos artistas y una mujer. El arte, la naturaleza y el amor.
La obra del francés Gilles Bourdos, lejos de ser una biopic, es más bien un documental cuasi ficcional sobre la vida de tres personas, de tres seres que se encuentran en un momento determinado de sus vidas y hacen de ella, una obra.
El gran pintor impresionista Auguste Renoir (Michel Bouquet) abatido por la pérdida de su mujer, padeciendo los avances de una artrosis reumática y las ausencias de dos de sus tres hijos por la guerra, se encuentra recluido en su casa en Cagnes sur Mer de la Costa Azul. Rodeado de sus sirvientas y de su hijo más chico, su única manera de afrontar los avatares de la vida y luchar contra una enfermedad tan dolorosa es pintar, retratar mediante sus pinceladas la naturaleza y la belleza de la piel de sus modelos, buscando seguir perfeccionando su técnica y su destreza.
Todo cambiará cuando la joven y hermosa Andrée (Christa Theret) aparece en su vida y se torna la musa que el artista necesita para seguir adelante con su obra y encontrar algún sentido a su vida.
Corre 1915 y su hijo Jean de 21 años (luego se convertiría en uno de los cineastas más importantes de la historia del cine) regresa al hogar, herido tras su participación en la Primer Guerra Mundial. Al conocer a la bella Andrée “Déde” Heuschling - quien realmente se llama Catherine Hessling y sería la primer mujer del joven Jean y una de las impulsoras de su futuro en el cine - caerá rendido a sus pies a pesar de las negativas de su padre.
La película de Bourdos no es una biopic ni del artista, ni su hijo, ni de ella. Es un documental ficcional sobre ese lapso de tiempo que tres personajes de la historia tuvieron la oportunidad de ser protagonistas: los últimos años de pintor, el incipiente interés por las imágenes en movimiento del futuro cineasta y la relevancia que toma ella en la vida de ambos. Todo enmarcado en un espacio que impacta y transmite mucho de la obra de Renoir padre, una naturaleza que se mezcla, que se hace protagonista y nutre fuertemente al filme.
La elección de los escenarios naturales, sumado a la extraordinaria fotografía de Mark Lee Ping Bin (responsable de la cinematografía de Con Ánimo de Amar de Wong Kar Wai) hacen de Renoir, una película poética, atrapante a nivel visual y con un guión donde no prevalecen los diálogos pero simucha de la esencia pictórica del famoso pintor.
Sin dudas, la actuación de Michel Bouquet representando al anciano Renoir lo suficientemente lúcido y fuerte para vivir y disfrutar de la luz, como débil e indefenso en las noches donde los dolores de sus malformaciones óseas lo torturan, es de lo mejor del filme.
Con tan solo 20 años, la actriz Christa Theret (quien debió engordar 10 kilos para poder realizar su actuación) se convierte perfectamente en una de las modelos que ha tenido Renoir a lo largo de su historia. Una belleza excelsa, pelirroja y con un prominente gusto. La obra La Baigneuse Endormie – más allá de ser anterior a 1915 – es retratada en una escena del filme, donde se puede apreciar con mucha claridad la importancia de la obra del pintor dentro de la estética elegida por Bourdos. El cuadro pintado toma por asalto la pantalla para poder tener movimiento.
Si bien el filme es atractivo, hipnótico y estéticamente extraordinario, no nos permite acceder a mucho a la historia de los personajes. Todo queda relativizado, donde la mirada de ella toma mucha relevancia, y donde los trasfondos del pasado y de ese mismo presente, que hicieron convertir a Jean Renoir en el gran cineasta que fue, quedan reducidos a mínimas expresiones. Y donde su pequeño hermano Coco también fascinado con Andrée queda relegado en el relato.
Mucho de lo escrito por la prensa sobre este filme establece que el momento que se relata es el mismo de cuando Auguste Renoir pinta una de sus obras más famosas: Las Grandes Bañistas. Si bien Bourdos debe haberse inspirado en dicho cuadro y debe haber sido – sin dudarlo- uno de sus mayores puntos de referencia para encarar muchas de sus escenas, la obra original fue pintada entre 1884 y 1887, donde Aline Charigot – mujer de Renoir- fue la principal modelo. La película cuenta otro momento histórico, unos casi 20 años después.
Algunas cuestiones como éstas, relacionadas a la temporalidad del arte sobre lo narrado, hacen que Renoir pierda fuerza y los toques ficcionales pasan a tener un poder sobre una película que se vende a si misma como más biográfica. Si bien, Jacques Renoir - bisnieto de Auguste y nieto de Jean – participa en el guión ya que éste es una adaptación de su libro Le Tableoux Amoreux, estos finos y pequeños detalles que hicieron dudar a los especialistas seguramente hagan dudar al espectador.