Los recuerdos de un pasado entrañable en un paisaje imponente, los lazos familiares y amistosos, los intrincados caminos del amor. En todo eso pone el foco Reparo, ópera prima de la chubutense Lucía Van Gelderen estrenada en la última edición del Festival de Mar del Plata.
A los 30 años, Justina vuelve a Puerto Pirámides, un lugar donde vivió de niña y adolescente unas cuantas experiencias que la marcaron. El regreso coincide con un suceso que, aunque ella no lo admita explícitamente, la inquieta: el casamiento de Patricio, un ex novio con el que todavía parecen quedarle cuentas pendientes. Mientras gestiona como puede esa novedad que la incomoda, ayuda a la hermana de su madre (ya fallecida) en un pequeño restaurante y entra de nuevo en contacto con personas y lugares que indudablemente la marcaron y forjaron su identidad.
Tanto Florencia Torrente como Luciano Cáceres, María Ucedo y Daniel Melingo (un músico siempre ajustado en sus trabajos actorales) aportan sensibilidad y aplomo en sus roles. La trama de la película es sencilla y fluida. Y el entorno, ideal para el tono melancólico de la historia.
Lugar conocido por el avistaje de ballenas que atrae a turistas de todo el mundo, Puerto Pirámides también suena de una manera especial: el mar, viento, la aparición intermitente de esos cetáceos gigantes, un rumor muy particular que también juega un rol importante en el relato y que escuchamos de fondo mientras la protagonista toma conciencia del paso del tiempo y de los cambios que inevitablemente debe enfrentar y asumir.