Investigación tortuosa.
Reporte Clasificado es un atrapante e interesante thriller político que se mete de lleno en todo lo que fue el proceso de investigación y denuncia del programa de detención e interrogación de la CIA —o más bien, dejando de lado las denominaciones formales, los actos de tortura y sadismo cometidos contra el pueblo árabe. El film de Burns se presenta como un thriller más, bastante formal y prolijo en su forma. Pero es el nivel crítico de denuncia, que se atreve a narrar los hechos con el mayor detalle posible, lo que lo dota de un fuerte e importante contenido. El espectador, atrapado ante el horror y el minucioso trabajo que busca exponer los hechos, se ve absorto en la historia, incapaz de hacer a un lado el poder de la verdad.
El film se centra en la figura de Daniel Jones (Adam Driver), un agente del departamento antiterrorista que en principio lidera, y luego proseguirá en solitario, una ardua investigación de cinco años y un reporte de más de 5.000 páginas. Es interesante como el proceso investigativo y las trabas impuestas en su desarrollo por los altos jerarcas, se puede presenciar y sentir en su registro visual como una épica odisea. El trabajo de Daniel responde a los mandos de la senadora Dianne Feinstein (Annette Bening), quien al igual que su subordinado lucha contra el propio servicio de inteligencia al que pertenece, ambos sirviéndose de las propias herramientas burocráticas con las que luchan. Esto se debe que, mientras que ellos las usan con el objetivo de exponer la verdad, la institución hace lo mismo en pos de ocultar las atrocidades cometidas por el gobierno federal de los Estados Unidos.
Si bien la historia sigue principalmente los pasos del agente Jones, también utiliza con criterio el recurso de flashbacks con el fin de dramatizar la verdad incómoda que el protagonista va descubriendo conforme avanza la investigación. Es así como el espectador puede encontrarse con los actos de tortura en sí, al igual que con la arrogante falta de escrúpulos de las decisiones de los responsables a cargo. El film desarrolla los hechos paso a paso con el fin de poder dar un minucioso y detallado panorama del abuso antidemocrático del país líder del mundo libre. De esta manera, responsabiliza a agentes gubernamentales como Bernadette (Maura Tierney) y Thomas Eastman (Michael C. Hall), así como también a James Mitchell (Douglas Hodge) y Bruce Jessen (T. Ryder Smith), los perpetradores de su ineficiente “sistema de interrogación”.
La serie de actos de tortura que el film presenta abarca desde la exposición por horas a fuertes niveles de música, la privación de sueño hasta el hostigar a los prisioneros por ahogamiento o hidratación anal, palabras que no llegan a expresar la bajeza y el horror provocado que atenta contra todo derecho humano. El film de Burns no da nunca lugar al respiro, de allí su atrapante intensidad que captura por completo la atención, cautivando con el fuerte nivel interpretativo de su protagonista y abordando con ímpetu la intrincada red de situaciones que se entreteje de principio a fin. Sin nunca detenerse al arremeter con la criminalidad de los actos, la película refleja la obsesiva dedicación y las frustraciones por parte de Daniel Jones para que la verdad vea la luz, y las maniobras de los agentes de poder que mueven los hilos para sacar provecho político.
El film es una poderosa carta de denuncia en la forma de un sobresaliente material audiovisual. Si bien muchos de los temas que toma fueron trabajados recientemente en Vice (Adam McKay, 2018), el film de Burns dialoga en más de un sentido con el de McKay, ya que lo termina complementando al ahondar y aportar una mirada más incisiva en algunos de los temas en común que ambos trabajos comparten. Si bien Reporte Clasificado funciona con un tono de exploración muy diferente, más acorde a lo convencional en este tipo de thrillers políticos, el mismo guarda su valor en la forma en que opta por no guardarse nada de lo que tiene para exponer y decir. El informe de Daniel Jones habrá sido resumido en un total de 500 páginas, pero la importancia detrás de las palabras impresas queda fuertemente grabada con el poder del cine.