Al ver esta película no pude evitar recordar las palabras de William Holden en Sunset Blvd. “A veces es interesante ver cuán mala puede ser la mala escritura. Esto prometía llegar al límite”. Resentimental es una película que apunta a ser reflexiva y transgresora, pero el resultado es tan obvio y directo que acaba dejando al descubierto un sinfín de pretensiones.
Un gelatinoso cuadrángulo amoroso:
poster-resentimentalLa película ilustra las aventuras y desventuras amorosas de Eva -una ex modelo devenida directora de cine- cómo conoce, se enamora y se casa con su pareja (otra modelo que actúa en una película suya), al mismo tiempo que vemos el affaire de esta última con el productor de la cinta en cuestión.
Son tantas las cosas que están mal con este guion que no sé por dónde empezar. No tiene claro que marco narrativo elige para contar su historia, los personajes no tienen intenciones claras, se contradicen a cada paso que dan, pone flashbacks completamente al azar y más que haber una progresión dramática parece una concatenación de escenas. Pero ninguno de estos defectos se compara a los paupérrimos diálogos que el guion pone en boca de sus protagonistas. Estamos hablando de los diálogos más obvios, acartonados, pretenciosos, ridículos, exagerados y completamente carentes de subtexto que se hayan visto, incluso para los estándares de una película argentina. Son esos diálogos que no lo podes creer cuando los escuchas, no solo por su excesiva literalidad sino porque no hay ser humano, por más sofisticado que sea, que se exprese como lo hacen los personajes de esta película.
En materia actoral Alejandro Awada, Brenda Gandini y Fabiana Garcia Lago hacen lo que pueden, pero entre el pobre guion y la aún más pobre marcación actoral de parte de la dirección, terminan por hacer que su esfuerzo sea parte de este lamentable chiste. No obstante, sus tropiezos no se comparan en nada al enorme desacierto interpretativo de Lucila Polak, cuya voz y expresiones no son creíbles en ningún momento. Una labor acartonada donde se siente que está actuando el personaje en vez de ser el personaje, donde se notan los hilos de la actuación cuando estos no se deberían ver.
En materia técnica, aunque la dirección de arte es cuidada así como la iluminación, Resentimental cuenta con una cámara inquieta. Este adjetivo, habitualmente utilizado como elogio, es en este caso en referencia a un nene de 7 años que no puede quedarse quieto. Todo ello por no decir un montaje caprichoso, que corta al voleo sin motivación alguna.
Conclusion:
Entre su lamentable guion, su dirección hiperkinética y sus actuaciones acartonadas, Resentimental es un producto fallido desde que empieza hasta que termina. Se vende como transgresor pero el resultado es un pastiche pretencioso que termina dando no risas, sino carcajadas como si se tratara de la comedia del año. Pocas veces ha quedado tan clara la enorme necesidad de la sutileza a la hora de narrar con imágenes.