La sensación de malestar, de perplejidad, de molestia se desvanece paulatinamente con la gracia. Escribo y me rio, es inevitable, pienso si esta risa fue provocada a propósito, si hubo intenciones del director, un tal Leo Damario, o si la inocencia del novato y su obsecuencia hacia el fracaso derivó sin querer en el humor y en la ironía. Resentimental es una película idealizada por el bombo de la publicidad, las frases cursis sobre el amor arremetían en poderosos taglines en la web, y el ofrecimiento (mentiroso) sobre mostrar una historia de amor embestía con desparpajo como radio pasillo.
La inclusión en el elenco de Lucila Polak, mujer del célebre actor (aunque un poco venido a menos) Al Pacino– así lo mostraron las imágenes de su reciente visita a la Argentina- alimentaba aún más el carácter “glossier” de la película. Polak es bellísima, pero la actuación no es su principal gracia. En su ópera prima como actriz, la recordada Un Buen Día de Nicolás Del Boca – sí, el papá de Andreita- Polak (Fabiana) se paseaba por Long Beach charlando sobre el amor con Aníbal Silveyra (Manuel). La parábola del amor que dura un día, con actuaciones acartonadas, primerísimos primeros planos temblorosos, paneos alterados y diálogos imposibles, construían un relato de amor bastante kitsch. El rictus hacia una película cuyo parlamento era irrisorio, develaba un paradigma dentro de las comedias románticas argentinas: ¿Será una parodia?, ¿La comicidad deriva de lo fatal?, ¿Lo terrible nos termina indefectiblemente causando gracia?. Eso mismo pasa con Resentimental, también con Polak.
La película empieza con una cita de Orwell, sí de George Orwell. Como esa búsqueda constante de resaltar y explicar y llenar la pantalla de palabras – hay pocos silencios en la película- la explicación etimológica de Resentimental es la que abre el telón de esta pseudo historia de amor. Esas ganas de intelectualizar una película simple, en donde el “re” de sentimental es más una muletilla que una concepción filosófica sobre la demasía de amor. Exordio extraño el de Orwell, digo, porque a decir verdad, nadie ama demasiado en Resentimental. Las infidelidades, el cuestionamiento frívolo acerca del “acostarse con minitas” y las demostraciones de cariño a cuenta gotas – recitados sin emoción alguna- refuerzan el relato de una película “escaparate”. O sea, las historias pasan sin sentido, como una venta itinerante de ropa de moda: Eva (Lucila Polak), sube las escaleras de un reconocido bar de la zona de Barrio Norte con su sombrero de cowboy, se sienta en una mesa donde la espera una joven (Brenda Gandini). Dos mujeres comienzan a hablar sobre cómo terminaron separadas. Al igual que en la gran Carol – película LGTBIQ emblemáticas si las hay- de Todd Haynes, la primera secuencia transcurre en un bar. Las distancias cinematográficas son infinitas, en Carol las geniales Cate Blanchett y Rooney Mara realzan el mejor drama romántico del año, y en la versión argenta, Polak es la mayorcita y la joven seducida es Gandini, quien juega a ser Rooney Mara. Los diálogos entre estas dos mujeres son graciosísimos, el contrapicado en la conversación exacerba una situación cutre, me vuelvo a reír con sólo recordarlo y la risa se transforma en carcajada.
Los flashbacks reconstruyen el relato, sumado a la voz off de Graciela Borges que resalta con poemas y frases acarameladas esta comedia. Eva es la protagonista y como en Un buen día – pésimo para el espectador- su performance irritativa se convierte en gracia, quiere recuperar el deseo de esta jovencita, pero a su vez flirtea con toda damisela que se le pasa por la vista. El collage de relaciones – la escena en donde evoca el reencuentro con su padre abandónico no tiene desperdicio- y los parlamentos insufribles, formulan una película cómica, pero cómica del tipo “me río de y no con”, porque es inevitable no reírse al ver que Eva decide llevarse a su amante (Belén Chavanne) a un lugar que no sea un “telo” y sale de un boliche en pleno calle Santa Fe para terminar – SIN ELIPSIS- en el casino Victoria de “Entre Ríos”.
“RE” sentimental es un oxímoron mal formulado, una película fantoche, la vidriera para mostrar gente linda, vestida con ropa de moda, superficial y poco atractiva. Con un epílogo que todavía estoy tratando de entender, Resentimental es una película para mirar desde afuera de la vidriera.