Esta secuela de la zaga que convirtió a la hermosa Milla Jovovich en una heroína que salvara a la especie humana, con poderes sobrenaturales otorgados por un virus, que si no te mata, te fortalece.
Alice continúa con su búsqueda de sobrevivientes, para ponerlos a salvo de posibles infecciones, prolonga su lucha contra la corporación Umbrela”, se reencuentra con viejos amigos, (¿resucitados?) que la ayudaran en su guerra casi personal a estas alturas.
Pero esta nueva producción se distancia aún más de la primera, camino ya iniciado por las dos anteriores: deja de asombrar, nada hay de original y para colmo hace abuso de copiar personajes, actos, estética, elementos, e historias de tantas otras películas incluidas en el genero de ciencia ficción, mezclada con terror y acción.
Es verdad, como se dice por ahí, que nada ya es original, lo importante es copiar bien de cosas buenas.
Esto no sucede, todo es remanido, burdo, ya visto y sólo dirigido a los fanáticos tanto de los filmes como del video juego que dio origen a estas producciones cinematográficas.
Construida a partir de un muy pobre guión, tanto desde lo que quiere contar como en los diálogos, en la cimentación de los personajes y en desarrollo de los mismos, no hay en ningún momento algún tipo de progresión dramática que pueda subyugar al espectador salvo lo mencionado con anterioridad.
Sí es rescatable, el hecho de estar filmada íntegramente en 3D, y ser un espectáculo visual en si mismo, haciendo de “Avatar” (2009) un film tecnológicamente perimido.
Otro dato no menor esta relacionado con el lenguaje del cine y sus reglas, estas son quebradas constantemente, no son respetadas, pero su ruptura no esta justificada, sólo son ocultadas por la velocidad del montaje, planos temporalmente muy cortos permite éste tipo de desagravio. En otros momentos hay un abuso estético del ralentado de las imágenes, con el unico fin de excitar al espectador con violencia seductora, como también de la digitalización de las representaciones visuales.
Dentro de los otros rubros, se destaca gratamente el diseño sonoro incluyendo el tema central de la música compuesto por Marco Beltrami.
Demasiado poco.
El realizador Paul W. S. Anderson se hace cargo del filme y vuelve a decepcionar, ello no quita que vaya a tener una buena recaudación en las boleterías.