Tirar todo hacia la cámara
La saga de Resident Evil fue primero un éxito en el mundo del videojuego, y sus ramificaciones no tardaron en llegar al cine. En el año 2002, se estrenó la primera de las películas y, aunque en la Argentina no llegó a los cines, las siguientes sí lo hicieron, consiguiendo un éxito notable que hoy alcanza la cuarta parte y promete una quinta –y última– entrega. La protagonista de todas las películas es Milla Jovovich, cuyo personaje, Alice, es la heroína en batalla contra la siniestra corporación Umbrella. La actriz es, sin duda, el centro de los films, su figura delgada, alta y enigmática funciona muy bien para este personaje que lucha contra toda clase de zombies y criaturas derivadas de los experimentos de la corporación. Jovovich da perfecto con el perfil de heroína de acción, a la vez que busca explotar su lado de sex symbol, aun cuando esta cuarta entrega no tenga espacio para ninguna interacción sexual o romántica entre los personajes. La novedad de esta cuarta parte es, dentro de la historia de la saga, la inclusión del 3D. El director es Paul W. S. Anderson, un experto en cine de acción –no siempre de primera calidad–, y realizador de la primera película de la saga. Su regreso no podría ser mejor, ya que Anderson, que brilló con sus efectismos en aquel film, no pierde aquí ni una sola oportunidad de lanzar cosas hacia la pantalla para explotar al máximo el 3D. Así, a los méritos mencionados de la actriz, hay que sumarle la manera en que todo el tiempo buscan crear escenas para revolear objetos contra los espectadores. Pero para ser sinceros, todos los films de la saga poseían los mismos golpes de efecto y uno no puede decir que aquí se traicione el espíritu de la serie. Sin aportar, entonces, nada nuevo a la saga y sin resultar muy interesante para posibles nuevos espectadores, Resident Evil 4: La resurrección entretiene y genera simpatía en su afán de provocar que el espectador intente esquivar balas, cuchillos, hachas gigantes y algunos zombies que se lanzan a cámara como entablando un juego con el espectador. Quienes hayan seguido toda la serie, se merecen, tan sólo por esto, disfrutar de este fugaz juego cinematográfico.