Si hay una franquicia que no necesitaba un relanzamiento en este momento era Resident Evil, cuyas extenuantes películas previas con Milla Jovovich se encargaron de desgastar todo lo posible el concepto de esta propuesta.
Tal vez porque era necesario dejar un tiempo en el freezer a los zombis de la compañía Umbrella o el estudio Sony no supo encontrar el realizador adecuado, en cualquiera de los casos la nueva película ofrece un espectáculo fallido.
Pese a tener la buena intención de evocar con una mayor fidelidad los dos primeros juegos originales, el director Johannes Roberts decepciona con la producción más aburrida que se hizo en esta saga.
Las piruetas locas de Milla y las secuencias de acción exageradas en esta oportunidad fueron reemplazadas por una obra insípida y tediosa que tarda una eternidad en establecer el conflicto que pretende narrar.
Se nota que ni siquiera el estudio le tenía fe al proyecto ya que el destinaron un presupuesto muy inferior a los que tuvieron los episodios previos, a tal punto que parece una película de televisión del canal Scy- Fi. De esas malas que se podrían emitir en continuado con Jurassic Shark o Mega Shark Vs Giant Octopus.
Salvo por el mínimo atractivo de centrarse en el concepto del juego clásico con los protagonistas cazando muertos vivos dentro de una mansión, la labor de Roberts en términos narrativos, tratamientos de los jump scares y las secuencias de acción ni siquiera presentan un producto de calidad.
En el film abundan las típicas escenas mediocres de tiroteos donde no se entienden absolutamente nada de lo que se ve frente a la pantalla, debido al trabajo desastroso que hicieron con la iluminación y edición de esos momentos,
Una adormecida Kaya Scodelario (Crawl), quien parece aburrida con el rol que le tocó, hace lo que puede por levantar un argumento que desaprovecha al resto del reparto, donde Hannah Jonh Kammen (la próxima Red Sonja) y Neal McDonough tampoco cuentan con el espacio para sobresalir.
No importa todo el fan service que incluya para los gamers o si la trama es menos ridícula que las entregas anteriores, como producto cinematográfico brinda un espectáculo desapasionado con secuencias de acción horribles y un argumento aburrido que nunca genera entusiasmo por el relato que se presenta.
Si el estudio tenía la intención de revivir la franquicia después de esto deberán dejar descansar a los zombis de Umbrella por diez años, cómo mínimo.