La popular saga de horror regresa a la pantalla grande, ahora con un reboot que busca ser fiel al espíritu de los videojuegos.
¿De que va? Ambientada en 1998 en Raccoon City, aquella ciudad que alguna vez fue el hogar de la gigantesca farmacéutica Corporación Umbrella. Ahora se ha convertido en un pueblo agonizante en el Medio Oeste de los Estados Unidos. El éxodo de la compañía dejó a la ciudad desolada…con una gran fuerza maligna gestándose bajo la superficie. Cuando se desata esta maldad, un grupo de sobrevivientes debe trabajar unido para descubrir la verdad detrás de Umbrella y sobrevivir la noche.
Resident Evil: The Final Chapter estaba en cines allá por Enero de 2017 cuando los estudios Sony Pictures y Screen Gems ya le estaban dando luz verde a un reinicio cinematográfico de la saga. Habiendo sido blanco de las críticas de los fanáticos acérrimos durante años por las aventuras de Alice (Milla Jovovich) – que no era lo mismo, que la fidelidad a la saga era un fiasco – los productores decidieron en ese mismo instante darles a los seguidores exactamente lo que ellos pensaban que necesitaban. Tengan cuidado con lo que desean, dice el dicho, porque para bien o para mal el resultado de ese ferviente deseo es Resident Evil: Welcome to Raccoon City, nuevo intento de apaciguar las aguas pero que se queda corto por razones obvias.
Durante todos mis años formativos y aún hasta el día de la fecha, he comido y bebido todo lo que Capcom ha creado sobre la fatal corporación Umbrella, la ya mítica Raccoon City, el escuadrón S.T.A.R.S y todo aquel sobreviviente al apocalipsis zombie. Es una franquicia multimillonaria, y aún con sus altibajos, he sabido encontrarle esa astilla de bondad para con ella. Puedo decir entonces con conocimiento de causa, que la adaptación cinematográfica casi a cargo de Paul W.S. Anderson (Event Horizon, Mortal Kombat) fue uno de los entretenimientos de horror y acción clase B mas degustables que nos ha brindado el séptimo arte en los últimos años. La fuerza interpretativa de Milla de sacarle agua a las piedras magras de los últimos episodios de la serie la ha convertido en una verdadera heroína de acción, le pese a quien le pese. Separar a las películas de los videojuegos es una tarea ardua y, en mi caso particular, sigo un simple mantra: «Si quiero una adaptación al dedillo, para eso prendo la consola y juego a cualquier entrada de la saga.» Tan sencillo como eso. Pero el clamor popular quiso que tengamos un reinicio, pero a duras penas podemos decir que es un intento exitoso.
El director Johannes Roberts viene de forjarse un nombre en el género con las entretenidas 47 Meters Down, su secuela Uncaged y la tardía secuela The Strangers: Prey at Night. Dirigir la nueva Resident Evil encaja perfectamente con la sensibilidad de horror comercial de segunda clase que desde la primera intro del videojuego la saga nos supo entregar. Pero que se sienta ideal para el trabajo no quiere decir que haya superado las expectativas, al contrario. El primer error, garrafal diría, es el de adaptar los inmortales dos primeros juegos de la saga y comprimir a sus historias y personajes en una sola noche. Durante décadas se han hablado de las misiones suicidas de Chris y Jill en la mansión Spencer y el encuentro fortuito de los desconocidos Leon y Claire en las destrozadas calles de Raccoon City. Lazo filial mediante, muy pocas veces todos los personajes han cruzado caminos en la linea narrativa, si es que alguna vez lo hicieron, por lo cual el remix rabioso de ambas tramas firmado de puño y letra por Roberts engatusa porque crea un universo completamente diferente pero dentro de los parámetros que conocemos, y por el otro agridulce porque desperdicia las historias individuales. ¿A qué voy con esto? Por mandato de producción, sin dudas, prefirieron sentar el precedente del origen de Umbrella en menos de dos horas,y por consiguiente, se pierden los matices que cada actor le pueda aportar a su personaje.
Volviendo a lo mismo que explicaba al comienzo, de si quiero ver un calco para eso me pongo a videojuegar, la adaptación de Roberts tiene muchas cosas interesantes, a saber. Que Raccoon City sea una ciudad en ruinas por el éxodo de Umbrella me parece un excelente punto de partida, ya que refleja lo que le sucede a muchos pueblos chicos una vez que pierden su fuente de ingreso mas fuerte: se van marchitando y fenecen. Pero Umbrella no se va sin antes dejar un regalo en forma de una catastrófica enfermedad que se transmite a todos los ciudadanos mediante el suministro de agua. La heroína Claire Redfield (Kaya Scodelario) regresa a su pueblo natal para advertirle a su hermano Chris (Robbie Amell) al respecto. Pero Claire llega cuando el horno no está para bollos y todo se va al garete en menos de lo que canta un gallo. Junto a los hermanos se encuentran la aguerrida Jill Valentine (Hannah John-Kamen), el novato bueno para nada Leon S. Kennedy (Avan Jogia) y el duro pero misterioso Albert Wesker (Tom Hopper), todos encerrados en la ciudad moribunda tratando de sobrevivir. Las interacciones entre personajes que nunca se cruzan en los juegos genera interés, pero ninguno termina de lucirse porque tienen poco y nada con qué. Scodelario sorprendió en Crawl, pero le aporta escasa emoción a una Claire que se mueve de escenario en escenario sin mucho peso dramático de por medio. Jogia destaca como un Leon diametralmente opuesto a su contrapartida poligonal, mientras que nos dejan con ganas de mas Valentine y Redfield, al no tener casi aire para respirar.
El gran problema de Welcome to Raccoon City es que tiene un muy buena primera parte, con el suspenso in crescendo de descubrir qué sucede en la ciudad, pero no lo compensa con acción. Los personajes se mueven de lugar en lugar coleccionando información, y los pocos destellos de acción se ven perjudicados por una iluminación pobrísima, culpa quizás de querer esconder el bajo presupuesto de la producción. Alguien confundió una fotografía oscura con suspense, y se nota. No esperaba ni de lejos el festín pirotécnico de las anteriores película, pero algo para ayudar al menos hubiese estado hermoso. Se menciona al pasar un incidente grande de Umbrella que los obliga a cercar la ciudad y disparar a matar a quien ose intentar escapar, se hace referencia implícita al virus T y explícita al virus G, pero la razón del brote final nunca queda clara, aún cuando la película intente explicarla pobremente. ¿Vieron el famoso meme de Leo DiCaprio señalando a la pantalla en Once Upon a Time in Hollywood? Bueno, Resident Evil es precisamente eso multiplicado por cien. Hay miles de referencias desperdigadas en el enésimo intento de fan service, pero caen en saco roto porque el cuadro narrativo apenas si puede sostener la cantidad de información y personas de dos historias entremezcladas en un solo producto. Hay puntales importantes como la aparición de ciertos gemelos malévolos y una misteriosa figura en la escena post-créditos que apunta hacia dónde irá la saga de sobrevivir a esta primera nueva entrega, pero la veo difícil. Roberts y compañía hicieron los deberes en cuanto a la caracterización de los personajes y escenarios que hicieron las delicias en las consolas, pero en el camino olvidaron que debían entretener a la audiencia que buscaba una historia en vez de un puñado de momentos coleccionables.