Digna despedida para Alice
Una semana después del estreno de Assassin's Creed llega otra película basada en una saga de videojuegos. El resultado, sin ser excepcional, es bastante más valioso que en la mayoría de los casos de films que tienen un videogame como fuente de inspiración.
Con seis películas en quince años (la primera entrega data de 2002), Resident Evil es una franquicia particular: todas fueron escritas y cuatro de ellas dirigidas por Paul W. S. Anderson, reivindicado por cierto sector de la nueva cinefilia e incluido dentro de lo que se dio a conocer como vulgar auterism (artistas que podrían ser considerados autores dentro de la zona menos prestigiosa e intelectual de la industria).
Capítulo final tiene una premisa bastante básica (la protagonista tiene 48 horas para cruzar caminos atestados de zombis y llegar hasta Raccoon City para hacerse de un virus en poder de la corporación Umbrella, que, una vez diseminado, salvará a los pocos humanos que aún sobreviven) y un despliegue visual ya conocido (una suerte de videoclip de algo más de una hora y media), pero la apuesta sigue funcionando y, a los 41 años, la ucraniana Milla Jovovich regresa con una Alicia tan ruda como Rambo. Con un enorme despliegue de efectos visuales para conseguir un look apocalíptico, tantos zombis como en la serie The Walking Dead y excesos gore,el film cumple con sus principales objetivos, aunque ya es tiempo de que la saga haga honor a este título y quede como digna despedida.