A lo largo de cinco películas, la saga Resident Evil fue mostrando un paulatino desinterés por la coherencia narrativa de sus historias, yendo en paralelo con una mayor grandilocuencia en sus escenas de acción. Inicialmente, hacían un esfuerzo para que esto no se note, pero, promediando la saga, sus realizadores hicieron a un lado cualquier pretensión de vender lo que no eran y se entregaron a su crapulencia. Resident Evil: Capítulo Final sigue fielmente esta filosofía en la que es, en apariencia, su despedida por la puerta grande, con la sobredimensión que eso conlleva.
Alicia salió por el parabrisas:
Alice sobrevive, de alguna manera, los eventos al final de la última película, y deambula por una Tierra desierta en busca de provisiones al mismo tiempo que huye de los zombies. En dicha travesía se cruza con un mensaje de la “Reina Roja”, el sistema de seguridad que protege a La Colmena, el bunker de la malvada Umbrella Corporation. Esta le revela a Alice que la compañía diseñó una cura, que de esparcirse en la atmósfera, erradicará el Virus T (creador de los zombies) de una vez por todas. Para esto Alice deberá volver a la temida Colmena, sorteando los obstáculos que su némesis, el Dr. Alexander Isaacs, le ponga en el camino.
En materia guion, todas las escenas de esta película que no son de acción son paupérrimas. El libreto está tan lleno de agujeros, narrativamente hablando, que no sería descabellado asumir que se pensaron las escenas de acción primero y rellenaron los espacios entre una y otra con escenas que padecen de: diálogos inverosímiles, personajes poco o nada desarrollados, giros que más que causar sorpresa causan indiferencia, una noción pobre del tiempo cinematográfico y, como guinda del postre, una contradicción galopante no sólo a su lógica interna, sino a la lógica de las otras cinco películas que la precedieron.
Lo dicho sobre el guión podría aplicarse también a la actuación de Milla Jovovich, mientras que Iain Glen, por otro lado, entrega un villano tan exagerado y unidimensional, que es producto puro de la manipulación del guión y la dirección; cualquiera que haya visto un episodio de Game of Thrones sabe lo que verdaderamente es capaz de hacer este actor y dista mucho de este pastiche.
Por el costado técnico tenemos un muy buen diseño de producción, sazonado con modestos efectos visuales y fotografía, unidos por un montaje predeciblemente picado y efectista. Las escenas de acción son modestas, pero hasta ahí; no establecen ni rompen el molde de nada.
Conclusión:
Una cosa es clara: Resident Evil: Capítulo Final es un título pasatista al cual no hay que pedirle mucho. Se le podrían justificar o perdonar sus falencias si no fuera porque estas se despliegan de una forma tan desvergonzada. Había una época donde podían estrenar películas así y salirse con la suya, pero los tiempos cambiaron y, por cómo están las cosas actualmente en materia cine, está en el mejor interés de la saga cumplir con la promesa de su título.