MALOS AIRES
Con Respira, Gabriel Grieco vuelve a apostar al cine de género para contar una problemática social o ecológica desde un marco inquietante, poniendo el ojo en un pueblo rural, al igual que en su ópera prima, Naturaleza muerta (2015), que rozaba más el horror serie B. Aquí se inclina por el thriller y la temática en torno al uso indiscriminado de agrotóxicos, con resultados que a pesar de las mejoras en el apartado técnico, resulta sosa y previsible desde lo narrativo desgastando la riqueza de su premisa. En algún apartado se trata de un film hermanado a la reciente El rocío (2018), de Emiliano Grieco, sin su bagaje social pero compartiendo la temática y algunas de sus irregularidades. No se puede negar la audacia del director al elegir la temática y darle un marco de género, pero el último acto hace que la dosis de suspenso que se construye a lo largo del relato sea insatisfactoria. Algo casi imperdonable en un thriller.
Tenemos un vistazo que nos anuncia el quid de la trama en un preámbulo que otorga suficiente información como para comprender la temática del film sin sutilezas: las pulverizaciones aéreas son con un material altamente nocivo, la empresa rivaliza con el pueblo porque arroja su producto en los hogares y ya ha habido consecuencias, algo que menciona el desquiciado personaje de Leticia Bredice. En este marco, ingresa nuestro protagonista Leonardo (Lautaro Delgado Tymruk) y su familia, una enérgica traductora (Sofía Gala) y su hijo. El hogar se encuentra atravesando una crisis por el desempleo de Leonardo, algo que termina dándole a la posibilidad laboral en un entorno remoto y rural un tono de oportunidad. El asunto es que las condiciones no terminan lo que esperaban: la casa donde se los acomoda para vivir es precaria y descuidada, el pueblo se encuentra demasiado alejado por lo que estan asilados y el jefe de las operaciones (Daniel Valenzuela) resulta ser un tipo despreciable y machista. En ese contexto, si bien su retorno a los aires le da satisfacción (los mejores momentos del film tienen que ver con este amor por su vocación), pronto se enfrentará al secreto que se oculta detrás de sus fumigaciones.
Como se imaginarán, el desarrollo de tanta información durante la introducción atenta contra el suspenso que genera la película, aunque Respira después se vale de un recurso ingenioso para producirlo: los celulares no funcionan, por lo que el montaje paralelo en la secuencia de mayor tensión es efectivo a lo Last time rescue. El problema es que se intercala con la secuencia de un ataque que se encuentra fuera del punto de vista de nuestros personajes (algo semejante pasa en Naturaleza Muerta) que se encuentra aislado y tiene una finalidad apenas explicativa. Esto da una información extra sobre los atacantes que diluye el suspenso y lleva a una serie de enfrentamientos más en sintonía con el cine de acción, dando también lugar a algunas de las secuencias más flojas del film. El final feliz, algo idílico, resulta un deseo simplón que atenta contra la complejidad de la temática que parecía insinuarse en la introducción y buena parte de la culpa termina resultando también de lo chatos y monocordes que resultan ser los personajes, en especial los antagónicos. No deja de ser sin embargo un buen detalle la presencia de Jazmín, la periodista de Naturaleza Muerta, mostrando que Grieco tiene en mente un mundo donde conviven sus distintos personajes.
Con buenas intenciones y sin que pueda cuestionarse la audacia de seguir apostando por géneros como el terror o el thriller, el film de Gabriel Grieco cae en notables falencias de guion y construcción de personajes que terminan dando un relato algo apresurado por cerrarse y responder preguntas que a veces ni el espectador se plantea.