La complicidad de los incautos
Respira (2019), la nueva propuesta dirigida por Gabriel Grieco (Hipersomnia), avanza a paso firme en su relato, mezclando géneros diversos para hablar de vínculos afectados por una realidad social y económica que agobia, tocando la problemática asociada a los agrotóxicos como telón de la historia.
Corrupción, complicidad, muertes inexplicables, la explotación de los campos a base de fumigaciones con sustancias tóxicas, expresión de un neoliberalismo que afecta a todos los involucrados, y los que no también, son sólo algunos de los puntos que se manejan y que configurarán la trama de una película que toma riesgos y que decide direccionar las pulsiones de los personajes hacia un destino inesperado y en el que confluirán los caminos de los protagonistas.
Al aceptar un trabajo que se traducirá en dinero rápido y fácil, una familia verá cómo se torcerán sus ideales al ser víctimas de una red que tiene la fumigación con pesticidas tóxicos como motor económico de un pueblo perdido en el medio de la nada. Al llegar el hijo de la pareja quiere utilizar su teléfono móvil “es imposible acá, no hay señal, sólo nos manejamos con radios” le dice uno de los lugareños, imponiendo un punto que atraviesa todo el relato: la imposibilidad de comunicación.
Gabriel Grieco innova en la propuesta de Respira al bucear en el western, road movie, thriller, entre otros, para construir una manera distinta de narrar el clásico relato de la llegada de una otredad a un pequeño pueblo en donde las reglas establecidas deben ser aceptadas. El director se toma su tiempo para aventurarse en el conflicto familiar, en los reclamos, en los gritos, en describir el universo que habitaban los protagonistas antes de llegar al pueblo, en donde, sin saberlo, pondrán a prueba sus propias vidas al tener que lidiar con malhechores, encarnación de ese capitalismo que arrasa con todos.
Luego la progresión narrativa se precipita, aprovechando el espacio abierto para presentar la acción con tomas aéreas e imágenes capturadas con drones, las que producen libertad al agobio y asfixia anteriores en la pequeña y precaria vivienda que irán a habitar, y en donde respirar, como el título, es cada vez más complicado.
Ya en Naturaleza muerta (2014) Grieco buscaba generar conciencia con un relato sólido sobre veganismo y la cultura dominante, algo que aquí se refuerza con la idea de seres misteriosos que deciden tomar justicia por mano propia y terminar de una vez por todas con aquellos que por un rédito económico veloz dañan el ecosistema.
Si bien hacia el final esa fuerte denuncia original se olvida, y algunas ideas se disuelven, Respira mantiene la tensión apoyándose en las solventes interpretaciones de Lautaro Delgado Tymruk, Sofía Gala Castiglione y el resto del elenco (Gerardo Romano, Daniel Valenzuela, Leticia Brédice, etc.), quienes ponen el cuerpo a un relato distinto que busca, además, la reflexión del espectador.