Imprecisos golpes de efecto.
El problema no pasa por la falta de ideas, el problema, en el cine, consiste en qué se hace con esas ideas una vez puestas como centro para una película. Ese es sin duda el caso de Resucitados (cuyo título original, The Lazarus Effect, es mucho más bello y efectivo). Un grupo de estudiantes de medicina descubre la manera de dar vida a seres que han muerto. El proyecto iniciado por ellos crea polémica y es cancelado, pero la verdadera película empieza cuando a pesar de todo esto, se toma una decisión límite: traer a la vida a un ser humano que ha muerto. No son pocos los ecos de Línea mortal (1990), aquel clásico juvenil con Julia Roberts y Kiefer Shuterland. Tampoco hay manera de olvidarse de Cementerio de animales (1989) el clásico de terror basado en Stephen King. La idea es atrapante y desde mucho antes de los tiempos de Frankenstein de Mary Shelley que la cultura ha reflejado esta inquietud. La idea es una cosa, la ejecución es algo muy distinto. Acá en Resucitados la narración no brilla por su calidad y la película avanza a golpes de efecto pero sin demasiada precisión o rigor. No es menor el carisma de Olivia Wilde (Cowboys & Aliens, Rush), quien logra que algo de interés se mantenga a lo largo de los minutos. No hay que subestimar ese poder que tienen las verdaderas estrellas. Pero tampoco hay que creer que idea y estrella harán todo. Los espectadores más solidarios pasarán por alto los baches en el guión y perdonarán las obviedades con las cuales esta película toca temas tan interesantes. Combinación de ciencia ficción, terror y policial, Resucitados no alcanza tampoco a ser un entretenimiento liviano y pasajero.